Revientan
sobre el mundo
los
cascos de la guerra
cantando
viene un hombre campesino
Miguel
se llama
Hernández
y poeta
fatiga
los collados familiares
conversa
con las cabras y los libros.
“fue
de acero –murmuran-
fue
de lumbre
no
tuvo tiempo para hacerse viejo
murió
de España
de
balanza coja
de
luto en el costado.”
II
Apenas
despuntaba
cuando
le cortó el paso
un
muro impenetrable
de
cabezas sin dueño
“Yo
no puedo morirme
-se
decía-
antes
de que madure la manzana”
y
de repente fue palideciendo
hasta
volverse noche.
III
Van
los ríos de España
como
rojos espejos
la
juventud se quiebra por el tallo
desmesuradas
madres
huérfanas
de los hijos
anegan
la llanura.
IV
Hombres
uniformados
matan
y van a misa
caes
y te levantas
te
alargas
te
recoges
lloran
cuerdas moradas
cuerdas
negras
tres
años le bastaron
para
cambiar de crines.
V
En
graneros o minas no hallaremos
un
anima telúrico
tan
bien abastecido
ahora
escribo su nombre
con
letras de diamante
no
diré la raíz doblada en primavera
sólo
las sajaduras verticales
el
derroche solar de la camisa.
VI
Estás
entero
porque
para serlo
no
hacen falta la piel
ni
los cabellos
sólo
crecer hasta donde permite
la
buena levadura
medir
las torceduras
sin
saltarse el camino
amar
la vida
caminar
de frente.
Gloria Cepeda Vargas
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