(De mi libro El Silabario Perdido)
Rodrigo Valencia Q
Especial para Proclama del Cauca
Ilustración: pintura de Rodrigo Valencia Q
Me dijo el ángel del misterio que mirara el rostro de la bestia. Vosotros también lo habéis visto muchas veces, pero no lo habéis sabido nunca.
Me dijo que abriera el trono de la oscuridad; que mirara, por si acaso se dejaba ver. Vosotros no queréis mirar, y de tantas veces esquivarlo os volvisteis muy inteligentes. Ganasteis la razón, el equilibrio, la cordura, el trono de la sensatez.
Yo me aparto, cada vez más, de los ojos que ven con el brillo de la luna llena, plena de cordura. Es una luz enmascarada la que sale de sus valles. Es la luz, pero es la luz incierta. Es la luz nocturna con su pompa de disfraces.
Me dijo el ángel del misterio que rompiera su profundidad; que regara el aceite de su noche y encendiera fuego en sus pupilas. Me dijo que apartara los cabellos de la frente viajando en contra del viento del poniente; que cavara con la espada un pozo en el lugar de sus entrañas; que pusiera los vestuarios donde no se guardan nunca; que comiera los fragmentos de su túnica y rasgara todas mis vestiduras.
Me dijo que las claves del enigma se abren poco a poco en el valle de la muerte, bajando por un camino estrecho, más allá de todas las ensoñaciones, más allá de todos los anhelos, más allá de todos los caminos de los hombres, más allá de todas las cosas que se dicen ciertas, más allá de todas las querencias.
Me dijo el ángel del misterio que hablara con su lengua cuando toda la negrura se volviera blanca; que mirara el rostro de la bestia; que escuchara el grito de la tierra; que abriera un pozo en el lugar de sus entrañas; que siguiera con cautela todas sus señales; que esperara con paciencia hasta el día de su llegada, que no desfalleciera en medio de la incertidumbre.
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