miércoles, 31 de octubre de 2012

¿Y LOS AMIGOS?


Reinel Gutiérrez

Transcurrido buen tiempo de existencia en las personas, cuando cada cual ha forjado su vida a la manera que mas convenga, o la dejó al vaivén del destino que muchas veces es inclemente y deja duras experiencias, en un recorrido de la memoria, acuden esos nombres de quienes fueron compañeros de brega.

Aquellos que estaban en el pupitre de al lado, cuando se recibían clases de un profesor de agrio carácter, de disciplina extrema, y que pasados los años, no se sabe qué ocurrió con ellos.

Esos que fueron vecinos y que de tanto roce llegaron a convertirse en una especie de hermanos con quienes se hacían carreras, se jugaba futbol en prolongadas jornadas en las tardes para lograr el clímax del gol, o se hacía tertulia (recocha) en las esquinas. Los que eran alegres, colaboradores, egoístas, osados, (berracos) que se le medían a todas las situaciones de peligro para demostrar valentía. Pero estaban los tímidos, los incapaces, que aunque no se tiraban en paracaídas, o se lanzaban al rio revuelto, se aguantaban las mofas, y disfrutaban con lo que hacían los demás.

Es que en esa generación también figuraban los que tardaron en tener una novia, en lanzar un balón a la cesta, o hacer un viaje largo. También aquellos que por años fueron compañeros de trabajo, y con quienes se pasaba más tiempo que con la propia familia, y se compartieron duras jornadas, alegres fiestas, regaños del jefe, pecadillos laborales que siempre se guardaron en secreto y que el inocente gerente nunca supo. Esos que con el impulso de un anhelo para cambiar y vivir mejor, pintaron consignas antigubernamentales en las paredes, danzaron, se embriagaron, dieron serenatas, se creyeron gigantes aunque tuvieran regular estatura, y desafiaron el frío, el calor, la noche, la autoridad, o la oscuridad.

No faltaron las bromas, los apodos, las burlas, pero siempre en un sano ambiente sobretodo de juventud, momento en el cual todo es color de rosa y de risa, y la preocupación por el futuro es mínima.

Al hacer el balance se sabe que no volvieron a tocar un balón porque contrajeron matrimonio, se volvieron muy serios y un fin de semana ya no es para jugar sino para hacer mercado, o sacar de paseo a la señora y los niños. Estos que eran los más "recochosos", ahora cumplen órdenes de la esposa, que no ve algo serio que su marido vuelva a las libertades de cuando no había tomado responsabilidad.

Algunos se fueron del barrio, de la ciudad, y también del país. Otros estudiaron, se graduaron, y ahora son abogados, ingenieros, médicos. Los demás son vendedores de frutas, maestros de construcción, comerciantes, y negociantes. Unos mas cayeron en la desgracia de la droga, y si todavía se dejan ver, causan lástima. De los pocos que están por allí se conoce que Pedro se casó con Lucía, es vendedor de leche y tiene seis hijos. Juan estudió derecho, es un abogado más, no tan brillante pero allí va. Gerardo se fue a vivir a Bogotá y nunca se supo más. Si no ha vuelto es que seguramente le ha ido mal, de lo contrario volvería a mostrar los lujos. 0rlando está en los Estados Unidos, porque nunca le gustó Colombia, y menos Popayán. Alejandro se murió, y dejó a su compañera con dos hijas. Otros están en Alemania, Chile, Bolivia, y Ecuador, y ya no se consideran colombianos.

La lista es larga, y si queremos un reencuentro hay que buscarlos en Internet, en las cárceles, hospitales, o cementerios, porque se da el caso en que algún amigo no se le volvió a ver, y un día en visita a la "muertoteca", se descubre su nombre en una lápida.

Pero contemporáneos quedan como Esteban quien brevemente narró su historia: "Yo estudié la primaria, el bachillerato e hice una carrera intermedia. Soy empleado con palanca política, llevo varios años y tengo lo necesario como una esposa, cuatro hijos, el carro y María Anaconda mi suegra que aunque un poco fregada y malhumorada, toca tolerarla, al fin de cuentas es la madre de mi mujer".

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