FABIO
ARÉVALO ROSERO MD
Mordechai Vanunu ha renunciado a la posibilidad de recibir el
premio Nobel de la Paz, al que ha sido nominado varias veces, mientras Israel
no lo libere totalmente. Ha pasado confinado 18 años en prisión bajo severas
condiciones y otros ocho en falsa libertad, controlado y limitado. El “pecado”
de este ex ingeniero nuclear fue haber dado a conocer al mundo la secreta
carrera atómica de Israel, que ponía en riesgo la paz universal. Denunció que
ese país fabricaba armas nucleares y que había engañando hábilmente a una
comisión de expertos estadounidenses que la inspeccionaron. Fueron burlados con
paredes falsas y ascensores ocultos para que no se dieran cuenta de los seis
pisos subterráneos. Israel había puesto en marcha un programa para construir un
arsenal de armas de destrucción masiva.
El “arquitecto” de esta denuncia a favor de la paz mundial, fue un
colombiano. Mordechai, con formación pacifista y desilusionado con su trabajo,
renunció para viajar como mochilero. Antes de irse, tomó fotografías a la planta
nuclear ultrasecreta escondida en el desierto de Neguev en Dimona. En Australia
se unió a un grupo antinuclear, donde hizo amistad con un periodista
colombiano. Un artículo de la BBC mundo transcribe así el momento clave que
desató el escándalo: “Un periodista “freelance” colombiano, Óscar Guerrero,
miembro del grupo antinuclear lo convenció de que siguiera lo que le dictaba su
conciencia: publicar las fotos junto con información detallada sobre la planta
en Dimona”.
El 5 de octubre 1986 el diario británico “The Sunday Times”
conmocionó al mundo al titular: “Las revelaciones secretas del arsenal nuclear
judío”. Simultáneamente, Vanunu era secuestrado por el Mossad (policía secreta
israelí) en Roma, previamente había sido víctima de una seductora trampa en
Londres. Luego llevado a Israel y condenado en juicio sumarísimo a 18 años de
aislamiento. Ya completa más de 24 privado de su libertad.
Hoy con la distinción a la Unión Europea (UE) con el Nobel que se
decide en Oslo (los demás en Suecia), pareciera que la paz sólo está en la mano
de los preparados para la guerra. Sus logros están aun lejos de anteriores
premiados como Martin Luther King, la madre Teresa de Calcuta, Nelson Mandela o
el fundador de la Cruz Roja, Jean Henry Dunant, por citar algunos. Pero tampoco
puede sorprender demasiado, si entre los ex nominados encontramos al dictador
nazi Adolf Hitler, a Benito Mussolini y a Josef Stalin. Además lo recibió Henry
Kissinger, en 1973, por romper un fracasado acuerdo de paz para poner fin a la
guerra de Vietnam, a los que se une la sorprendente inclusión del italiano,
Silvio Berlusconi.
En 1985 un grupo de médicos lo recibieron por crear conciencia de
las consecuencias catastróficas de la guerra atómica. Aquí es donde encaja
perfectamente un nombre como Vanunu. Por ello el Parlamento Europeo ha
condenado el trato que Israel propinó a Mordechai y se ha referido al secuestro
a manos del Mosad como violación flagrante de la soberanía italiana y el
derecho internacional. En tanto la Universidad de Tromso, Noruega, en 2001 le otorgó
un doctorado honoris causa.
Pero cuando Vanunu esté libre y seguramente lo premien con el
Nobel de la Paz, en justicia debería recibirlo con Óscar Guerrero, el
periodista nariñense (a quien he entrevistado varias veces), que hoy también
paga las consecuencias en la clandestinidad, por miedo a un atentado del
Mossad. Su gestión fue definitiva para detener la progresión de una inevitable
guerra. Gunter Grass el poeta alemán premio Nobel de literatura, hace pocos
días se refirió a Vanunu como un “héroe” y un “modelo”, en su poema “Un héroe
de nuestros días”. “Él es un héroe, que esperaba servir a su país descubriendo
la verdad”, escribió Grass.
Y al respecto del más importante Nobel 2012, en Francia, el diario
Libération considera que "se requiere una desfachatez colosal para otorgar
el premio Nobel de la Paz a la UE”. Reino Unido y Alemania, ven este Nobel como
una ironía poco pertinente, en momentos en que Europa no es más que una
"combinación de Estados en quiebra". "Buena idea, mal
ganador", lanzó la revista alemana Der Spiegel. Y el popular diario
londinense Daily Mail calificó el logro como: "El premio Nobel de la Paz a
la idiotez".
Y como la paz inicia en nosotros, este bello documento video es un
ingrediente para ello:
Apostilla: En lo local seguimos cada día
peor. El proyecto Juegos Nacionales nunca arrancó como se concibió, ahora solo
se busca cumplir por inercia o mero trámite, escondiendo verdades, maquillando
realidades. La buena noticia es el voluntariado de Unicauca que desde el
Observatorio Social gestionará el programa de Cultura Ciudadana y “Popayán como
vamos”. Este último, para monitorear, evaluar y hacer control social a
alcaldía, concejo, etc.
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