Rodrigo
Valencia Q – Donaldo Mendoza (*)
Especial
para Proclama del Cauca
R: -Mi papá siempre decía que Alfonso
López Pumarejo fue el mejor presidente que tuvo este país. Recuerdo cuando su
hijo Alfonso López Michelsen vino a Popayán con su MRL a la plaza de Caldas; su
arenga pública no congregaba a más de cincuenta personas; se veía ridícula esa
manifestación sin almas.
D: -Fue una oportunidad que se
perdió. López Michelsen dejó el MRL para convertirse en el primer gobernador
del Cesar, su trampolín para la presidencia de la república, ya dentro de los
partidos tradicionales.
R: -Difícil encontrar una
personalidad que se sostenga con entereza en su ideología. Se termina abdicando
por prudencia, por necesidad o conveniencia. Sólo los héroes siguen adelante;
son ellos quienes de verdad empujan al mundo; le transmiten el poder de su
sangre.
D: -El héroe se niega a sí mismo;
lucha por los otros, que no le agradecerán; o lucha por otros que no le están
pidiendo que lo haga.
R: -El héroe, paradigma del
superhombre, ha guardado todas sus reservas para iniciar a los demás con su
ejemplo magistral.
D: -Ahora en Colombia al
soldadito se le llama héroe, porque vigila para que el industrial multiplique
tranquilo su capital.
R: -Bueno, es un tipo de abnegado
e ingenuo heroísmo. Al soldadito lo corona esta confundida patria.
D: -Hace unos años tuve de alumno
a un niño… la mamá respondía por él, estaba pendiente... No terminó el
bachillerato y se fue de soldado. Una noche que hacía su ronda en una vereda de
El Tambo pisó una mina. Hace unos días me buscó para saludarme. Al momento no
lo reconocí, pero me recordó su nombre. Me mostró su muñón; se le veía contento
porque le iban a dar prótesis y había asegurado pensión. Esos son nuestros
héroes.
R: -Un gesto involuntario bautiza
el heroísmo. Le tocó en suerte el sacrificio; él no lo hubiera querido; la vida
disfraza continuamente nuestros roles.
D: -En su caso, y en el de muchos
jovencitos colombianos, el heroísmo les llega demasiado temprano, buscando una
tarjeta militar o una ayuda para la familia empobrecida.
R: -Puede ser que cada uno de nosotros
tenga un instante de heroísmo; sin embargo, no recuerdo de uno en mi existencia
nublosa. No tengo ese orgullo, y no lo quiero.
D: -Digamos que tenemos algunos
actos altruistas en nuestras biografías.
R: -El verdadero altruismo, creo,
debe ser silencioso, sin ostentaciones. Un acto de renuncia, sin busca de
recompensa.
D: -Pero hay altruismo hacia los
demás; pero el más "usual" es con el dolor.
R: -Claro, el altruismo va
dirigido hacia los demás; si no, no lo sería. Pero quien lo ejerce con
verdadero sentimiento, al mismo tiempo lo hace con modestia, sin ostentación ni
propaganda. El altruismo de campaña, el altruismo social, pura enmendadura de
la hipocresía pública. "No sepa tu mano izquierda lo que hace la
derecha".
D: -Un político, ¿no podría tener
en su naturaleza el altruismo?
R: -El altruismo riñe totalmente
con la política de los politiqueros. La política, concebida aristotélicamente
como el arte de gobernar a los pueblos, sería una norma del altruismo bien
concebido, política para la justicia y el bien común. Sócrates no concebía a un
sabio gobernando a un pueblo; esa es misión para la demagogia.
D: -Creo que lo que mejor define
hoy la política es "cadena de favores".
R: -Tomarse el mundo con
intereses de por medio, verdadera razón de la política de hoy. De allí han
surgido innumerables aberraciones. A veces creo en la necesidad de rebelarse
los pueblos, pero ya se sabe de los despropósitos que ello conlleva; la
conciencia popular no está madura para una empresa de equilibrio y justicia
social.
D: -Ninguna conciencia está
madura. Cualquier cambio en el seno de la sociedad política conlleva intereses
y poder.
R: -El mundo es una trampa; izar
banderas es costumbre social; nos educan para prolongar creencias que separan a
los hombres, bordeamos círculos viciosos entre el alfa y el omega de la
historia; cada quien es una conciencia en pugna con los demás. El político es
cabecilla de cada ínsula, mientras el griterío universal rompe las banderas de
la verdadera convivencia.
(*) Mg., profesor de español y
literatura, egresado de la Universidad del Cauca, fundador y director del
periódico Reconstrucción, INEM.
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