jueves, 18 de octubre de 2012

HIPOCRESÍA PÚBLICA


Rodrigo Valencia Q – Donaldo Mendoza (*)
Especial para Proclama del Cauca

R: -Mi papá siempre decía que Alfonso López Pumarejo fue el mejor presidente que tuvo este país. Recuerdo cuando su hijo Alfonso López Michelsen vino a Popayán con su MRL a la plaza de Caldas; su arenga pública no congregaba a más de cincuenta personas; se veía ridícula esa manifestación sin almas.

D: -Fue una oportunidad que se perdió. López Michelsen dejó el MRL para convertirse en el primer gobernador del Cesar, su trampolín para la presidencia de la república, ya dentro de los partidos tradicionales.

R: -Difícil encontrar una personalidad que se sostenga con entereza en su ideología. Se termina abdicando por prudencia, por necesidad o conveniencia. Sólo los héroes siguen adelante; son ellos quienes de verdad empujan al mundo; le transmiten el poder de su sangre.

D: -El héroe se niega a sí mismo; lucha por los otros, que no le agradecerán; o lucha por otros que no le están pidiendo que lo haga.

R: -El héroe, paradigma del superhombre, ha guardado todas sus reservas para iniciar a los demás con su ejemplo magistral.

D: -Ahora en Colombia al soldadito se le llama héroe, porque vigila para que el industrial multiplique tranquilo su capital.

R: -Bueno, es un tipo de abnegado e ingenuo heroísmo. Al soldadito lo corona esta confundida patria.

D: -Hace unos años tuve de alumno a un niño… la mamá respondía por él, estaba pendiente... No terminó el bachillerato y se fue de soldado. Una noche que hacía su ronda en una vereda de El Tambo pisó una mina. Hace unos días me buscó para saludarme. Al momento no lo reconocí, pero me recordó su nombre. Me mostró su muñón; se le veía contento porque le iban a dar prótesis y había asegurado pensión. Esos son nuestros héroes.

R: -Un gesto involuntario bautiza el heroísmo. Le tocó en suerte el sacrificio; él no lo hubiera querido; la vida disfraza continuamente nuestros roles.

D: -En su caso, y en el de muchos jovencitos colombianos, el heroísmo les llega demasiado temprano, buscando una tarjeta militar o una ayuda para la familia empobrecida.

R: -Puede ser que cada uno de nosotros tenga un instante de heroísmo; sin embargo, no recuerdo de uno en mi existencia nublosa. No tengo ese orgullo, y no lo quiero.

D: -Digamos que tenemos algunos actos altruistas en nuestras biografías.

R: -El verdadero altruismo, creo, debe ser silencioso, sin ostentaciones. Un acto de renuncia, sin busca de recompensa.

D: -Pero hay altruismo hacia los demás; pero el más "usual" es con el dolor.

R: -Claro, el altruismo va dirigido hacia los demás; si no, no lo sería. Pero quien lo ejerce con verdadero sentimiento, al mismo tiempo lo hace con modestia, sin ostentación ni propaganda. El altruismo de campaña, el altruismo social, pura enmendadura de la hipocresía pública. "No sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha".

D: -Un político, ¿no podría tener en su naturaleza el altruismo?

R: -El altruismo riñe totalmente con la política de los politiqueros. La política, concebida aristotélicamente como el arte de gobernar a los pueblos, sería una norma del altruismo bien concebido, política para la justicia y el bien común. Sócrates no concebía a un sabio gobernando a un pueblo; esa es misión para la demagogia.

D: -Creo que lo que mejor define hoy la política es "cadena de favores".

R: -Tomarse el mundo con intereses de por medio, verdadera razón de la política de hoy. De allí han surgido innumerables aberraciones. A veces creo en la necesidad de rebelarse los pueblos, pero ya se sabe de los despropósitos que ello conlleva; la conciencia popular no está madura para una empresa de equilibrio y justicia social.

D: -Ninguna conciencia está madura. Cualquier cambio en el seno de la sociedad política conlleva intereses y poder.

R: -El mundo es una trampa; izar banderas es costumbre social; nos educan para prolongar creencias que separan a los hombres, bordeamos círculos viciosos entre el alfa y el omega de la historia; cada quien es una conciencia en pugna con los demás. El político es cabecilla de cada ínsula, mientras el griterío universal rompe las banderas de la verdadera convivencia.

(*) Mg., profesor de español y literatura, egresado de la Universidad del Cauca, fundador y director del periódico Reconstrucción, INEM.

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