domingo, 14 de octubre de 2012

¿MAESTROS INÚTILES?


Marco Antonio Valencia Calle

Hace una semana anunciaron el premio Nobel de Medicina, premio que no tiene tanta prensa como el de Literatura, ni es tan discutido como el de la Paz. En la primera rueda de prensa que ofreció el galardonado por sus investigaciones sobre la clonación, con el reconocimiento de ser una de las mentes más brillantes de nuestro tiempo, el británico Sir John Gurdon puso sobre el escritorio una nota enmarcada y guardada desde hace 64 años, donde su profesor de biología afirmaba algo así como que: “el señor Gurdon es demasiado estúpido para las ciencias”.

Pueda que hoy muchos lectores de esta columna tengan recuerdos ingratos de educadores que les quebraron los sueños en un llamado a la exigencia; pero como a Gurdon, en la mayoría de casos, los regaños de un maestro en vez de querer anular a un estudiante, buscan estimular un espíritu retándolo a demostrar la fuerza de su inteligencia. Pero muchos no lo entienden así. La mediocridad es fácil.

Por eso se aplaude la decisión del gobierno colombiano de meterse con todo para la transformación de la educación. La convocatoria a concursos de méritos para ingresar a la carrera docente con exámenes periódicos que obligan a los maestros a leer y estudiar para ascender en su nivel académico, es lo mejor que ha pasado. Porque en la medida que tengamos maestros buenos, tendremos sociedades mejores.

Se aplaude también, entre muchísimas otras iniciativas, la aplicación de las pruebas Saber en todos los niveles de la educación. El empeño para que todas las instituciones tengan computadores y conexión a internet. La exigencia de una segunda lengua para graduarse en la universidad. La internacionalización de la educación con becas a través de Colfuturo y el Icetex. Medidas estas que si son aplicadas con rigor y compromiso, nos permitirán tener un país mejor calificado en pocos años. Hemos entendido que el desarrollo económico pasa primero por el desarrollo intelectual de los ciudadanos desde el preescolar.

David Shenk, autor del libro “El genio dentro de nosotros mismos”, logró desvirtuar la creencia de que los genios nacen predestinados por la genética. De manera científica demostró que los atributos de personalidad e inteligencia de los superdotados solo se desarrollan con la interacción social adecuada, y no es un asunto innato. Es decir, que los genes solo se activan mediante el estímulo de padres de familia interesados, y docentes capacitados para desarrollar las competencias esenciales de cada niño. El coeficiente intelectual y la mediocridad no están tallados en piedra, y los seres humanos evolucionan con profesores adecuados, que exijan el compromiso adecuado.

Necesitamos maestros que enseñen auto-disciplina, que logren motivar a sus estudiantes a esforzarse, a trabajar más duro. Si el desarrollo de la inteligencia fuera fácil, todo el mundo con ir a la escuela se convertiría en genio. Pero no, la cosa no es fácil. Por eso, ser maestro es más que dictar una clase y todo el mundo no puede ser maestro por más doctor que sea.

Humberto Maturana dice que, de cada 30 estudiantes sentado en un aula, uno de ellos será protagonista social, y como no se sabe cuál es, a todos hay que exigirles trabajo duro, y tratarlos con el respeto que se merecen.

(Contactos para conferencias: valenciacalle@yahoo.com)

Marco Antonio Valencia Calle
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