martes, 11 de diciembre de 2012

Cauca y administración pública


CARLOS E. CAÑAR SARRIA

Una de las principales razones por las que en el Cauca no hay cambios sustanciales en la calidad de vida de la población es quienes han dirigido el departamento han sido los mismos. Las mismas caras que transitan de un gobierno a otro, de una dependencia a otra, de un grupo político a otro, etc., y por lo tanto son los mismos con las mismas los que transitan en la administración pública de la comarca.
No hay relevos generacionales que validen la posibilidad de que el Cauca encuentre un verdadero horizonte y un nuevo destino. El economista, académico y colega columnista, Miguel Cerón Hurtado, nos decía -con toda razón- que el cambio generacional no se puede circunscribir a los jóvenes, para que en adelante tengan la posibilidad de asumir las riendas del poder; que está muy bien si se trata de los jóvenes, pero que el cambio debe proceder del surgimiento de una nueva clase dirigente, doliente de los problemas del Cauca, con vocación de servicio y de compromiso social. No es un problema de juventud ni de vejez, porque muchos de los que han dirigido y aún dirigen el departamento en su momento fueron jóvenes y se iniciaron jóvenes en la administración pública pero poco o nada han hecho para posicionar el departamento del Cauca en lugares destacados del contexto socioeconómico nacional.
El ejercicio de la administración pública se hace monótono, desabrido; de ponerse a bostezar. Los indicadores sociales del Cauca, consuetudinariamente han estado por debajo de los de la gran mayoría de departamentos, esto pone en entredicho la dirigencia regional y cuestiona también la manera como se tramitan las prioridades en el departamento.
Fuera de los problemas de orden público, de los bajos índices en desarrollo humano, de los tejemanejes de las campañas políticas en los procesos electorales, de las rebatiñas por los cargos burocráticos, el Cauca no es noticia. Lo mismo pasa con nuestros dirigentes que se convierten en noticia, sobre todo cuando viajan al exterior, cuando enferman, cuando se inmiscuyen en escándalos de toda índole, pero nada más. Como en todo, hay excepciones. Algunos personajes  sacan la cara por el departamento y por el país.
El Gobernador, presuponemos, hará conocer a la opinión pública, los límites y alcances de su gestión para así poder contar con más elementos de juicio para un análisis de su plan de gobierno con respecto al desempeño del primer año de administración. En las encuestas le ha ido mal. La empresa Cifras & Conceptos, lo posicionó recientemente en los últimos lugares con respecto a los demás gobernadores del país. Lo mismo acaba de suceder con la encuesta del Centro Nacional de Consultoría, que asignó a Ortega Narváez una de las peores calificaciones entre los 32 gobernadores de Colombia. Hace dos décadas tuvo la oportunidad de regir los destinos del Cauca y los cambios no se dieron. Ortega tiene un asunto pendiente con la Contraloría por el denominado carrusel de pensiones en la Judicatura.

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