martes, 11 de diciembre de 2012

Balance político del norte del Cauca


Por: Luis Barrera

Finaliza un año y con él resulta muy conveniente realizar sin apasionamientos ni prevenciones, un balance sincero de lo que significó para el norte del Cauca el trasegar político de quienes nos representan en el máximo escenario de la democracia como es el congreso de la República.

Algo digno de destacar es que el debate y la socialización de las iniciativas formaron parte fundamental del camino legislativo, por todas las convocatorias a los ciudadanos para las diferentes discusiones de los proyectos de ley que tuvieron alguna incidencia y significancia para la región.

Los nortecaucanos logramos con el representante liberal Carlos Julio Bonilla Soto, recuperar la curul que habíamos perdido y de paso, retomar el liderazgo regional y la vocería autorizada en el Congreso, así como en las distintas instancias gubernamentales en las que el parlamentario ha gestionado importantes recursos que deberán traducirse en obras y acciones que mejoren el bienestar de nuestras gentes y el desarrollo de la zona.

Bonilla Soto, ha cumplido con su labor legislativa y el papel de congresista y dirigente acucioso, lo ha desplegado también por otras regiones del departamento en donde le han reconocido sus gestiones y preocupaciones, por los temas de interés general en los distintos debates y ponencias en la Comisión Tercera Constitucional a la que pertenece.

Nos acercamos nuevamente a la calistenia pre-electoral y los nortecaucanos y colombianos debemos volver a las urnas en el 2014, lo que hace que el año entrante sea de componendas, acuerdos y triquiñuelas. Saber elegir, en mi opinión, constituye una decisión crucial. Y ello implica esa cualidad de saber discernir y de hacer bien y correctamente algo electoralmente que le siga conviniendo a la región.

El elegir nuestros congresistas debería ser una tarea sumamente importante en la vida de todos los ciudadanos caucanos. Y no tan sólo asistir a regañadientes a depositar nuestro voto obligados por las promesas y encantos oportunistas de las empresas electorales.

Yo soy un profundo y convencido creyente de que la más imperfecta democracia es un millón de veces más importante que la más bella de las dictaduras o de quienes se enseñorean en el poder. Pero también creo, como sostiene Jorge Luis Borges, que “la democracia es la dictadura del número”. Y aquí radica el talón de Aquiles de la democracia moderna en algunos departamentos como el nuestro, y de modo especial en los aspirantes del norte, porque en la práctica aritmética de la política “no hay cama para tanta gente”.

Podremos escoger tan solo cuatro representantes a la Cámara por la circunscripción electoral, del Cauca, pero ahora no se pueden aparecer como “caídos del cielo” ciertos personajes que quizá en el juego libre de la democracia puedan tener legítimas aspiraciones, pero una cosa es que a uno de le “aparezca la virgen y se gana la lotería política a la vez”, que el trabajo constante y permanente con las comunidades y pueblos que lo eligen.

El proceso de paz que adelanta el gobierno nacional con la insurgencia de las FARC es muy posible que de entrar en el proceso democrático de las urnas, cambie en algo el panorama político de quienes aspiren nuevamente al Congreso de la República, el mapa es muy susceptible de ser modificado por los nuevos  actores y la propia dinámica de la política.

Por ello no podemos caer en las improvisaciones ni el desgastado tema de los renglones de color del pasado cuando existían otras circunstancias, porque la realidad de nuestro departamento nos está exigiendo que requiramos aún de dirigentes con perfiles fogueados o que hayan demostrado trabajo legislativo y preocupación responsable por la región, como es el caso del representante a la Cámara Carlos Julio Bonilla Soto

Los jóvenes no han podido ser las bases del Partido Liberal en el Cauca, pero sí la fuerza motriz y la innovación que lo lleve adelante hacia los próximos compromisos electorales. Hoy el Partido Liberal a nivel nacional está demostrando fortalecerse y pese a los errores del pasado, se está convirtiendo en una fuerza renovadora de ideas y propuestas que gobiernan en favor de los más desprotegidos con iniciativas de equidad y justicia social para todos los colombianos.

Los caucanos debemos demostrar en medio de nuestro notable atraso, exclusión y marginamiento, que la política es el arte de dialogar para construir consensos. Por ello no podemos desviarnos en propuestas suicidas sin recorrido y experiencia pragmática alguna, porque no se trata de dar un salto al vacío, hacia lo desconocido, aquí no se puede seguir inventando candidatos y proyectos políticos que no hayan demostrado amor por su terruño y por las gentes que lo habitan.

A veces pienso que los votos en la política regional nortecaucana deberían pesarse y no contarse. Y como en política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno, espero no equivocarme cuando afirmo que por fortuna tenemos un digno representante de la región como lo es el representante a la cámara Carlos Julio Bonilla Soto, que siendo coherente y serio en su labor como congresista puede presentar un positivo balance político, aunque aún tenga mucho camino por recorrer.

Nos quedaría pendiente opinar en otra oportunidad sobre el papel que han desarrollado las actuales administraciones municipales, nuestros concejales y diputados, como también las organizaciones indígenas, afrocolombianas y dirigentes del pasado en la vida política nortecaucana.

El norte del Cauca debe seguir recuperando su liderazgo político. Tenemos hombres y mujeres muy valiosos, con grandes inquietudes políticas y capacidades profesionales, que deberían ser promovidos hacia las oportunidades de los distintos poderes sin que pierdan su identidad y compromiso regional, porque siendo la zona de mayor aporte laboral, económico y social al departamento no debe seguir sin norte político alguno, pero eso sí, dándole a cada uno lo que se merece por su trabajo y entusiasmo por la zona, sin volver a caer en los espejismo que despiertan los encantadores de serpientes en época pre-electoral y sus mezquindades, que no hacen sino dividirnos.

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