FABIO
ARÉVALO ROSERO MD*
La evidente negativa percepción ciudadana de las actuales
administraciones, no es aislada, ni subjetiva. Se confirma por estudios de
opinión pública que ubican a Popayán y al Cauca en los últimos lugares. Muchos
indicadores (empleo, seguridad, educación, movilidad, salud, juegos nacionales,
etc.) solo refrendarían que estos gobiernos entraron en terreno del fracaso y
la decepción. Es la mala noticia. La buena es que hay oportunidad de corregir,
para lo cual se requiere grandeza y sabiduría como ocurrió con un genio hace 98
años. Recordemos la lección, que bien podría ser un referente para los vigentes
gobernantes.
El fracaso es tan solo la oportunidad de comenzar de nuevo más
inteligentemente. Esto ha sido demostrado por grandes hombres como Lincoln,
Disney, Einstein, Edison, etc. La gente exitosa comete errores, pero no se
rinde, ni es soberbia. La única cosa que se interpone entre un hombre y lo que
él quiere en la vida es a menudo la voluntad de intentarlo y la fe para creer
que es posible. Además de su capacidad de grandeza.
Por diez años Tomás Alba Edison intentó construir una batería de
almacenaje de cargas eléctricas. Sus esfuerzos agotaron sus finanzas. En
Diciembre de 1914, una combustión espontánea en su estudio casi lo llevó a la
ruina. En minutos todos los compuestos empacados para discos o cintas y otras
sustancias inflamables ardieron en llamas. Aunque los equipos de bomberos
vinieron de ocho pueblos circundantes, el intenso calor y la poca presión de
agua provocaron que fuera inútil extinguir las llamas.
Todo quedó destruido. El daño excedía los dos millones de dólares,
los edificios de cemento que se consideraban construidos a prueba de fuego,
estaban asegurados apenas por la décima parte de esa cantidad. Charles, el hijo
del inventor, buscó con desesperación a su padre, temeroso de que su espíritu
resultara dañado. Finalmente lo encontró contemplando con serenidad el fuego,
su rostro resplandecía mientras reflexionaba. "Mi corazón se dolía por
él", decía Charles. "Él tenía 60, ya no era un joven y todo ardía en
llamas"
En la mañana siguiente, Edison contempló las ruinas y exclamó:
"Hay algo valioso con el desastre. Se quemaron todos nuestros errores.
Gracias a Dios podemos comenzar de nuevo”. Tres semanas después del incendio, Edison
se las ingenió para inventar el primer fonógrafo. Y este no fue el único
episodio de traspiés que padeció, fueron centenares de días perdidos y llenos
de desilusiones hasta que llegaba el momento esperado
Su actitud, visión y métodos fueron enseñanzas para el mundo.
Permitieron demostrar que la persona exitosa sacará provecho de sus errores y
lo reintentará. El legado de Édison, ha demostrado que tenemos la oportunidad
de empezar de nuevo en cualquier escenario. Igual debería ocurrir con nuestros
gobernantes si son sabios, libres de soberbia y aterrizados. Aceptar que hay
problemas graves de gobernabilidad es el primer paso, que más que a los propios
gobernantes, apunta al “equipo”.
La seguridad ciudadana, el desempleo, el acceso a la educación,
los malos resultados en juegos nacionales (un solo deportista en 1985 logró más
títulos que toda la delegación 2012), los ineficaces programas de prevención
sanitaria en la ciudad (la gente se enferma más), la planeación regional
malograda, la inexistencia de un programa de cultura ciudadana transformador,
el caos del espacio público y la movilidad, la orfandad de proyectos
productivos para el Cauca, la ineficacia de las instituciones de salud, etc.
deberían ser asuntos a tener en cuenta para volver a empezar.
La lección de Édison está servida, su ejemplo debería ser gran
motivación para reiniciar. No hay pretextos si hay compromiso con la gente,
salvo que se quiera continuar en la línea tradicional del ejercicio político
sesgado. Pero además la gente podría apelar a la “Ley de participación
ciudadana” (revocatoria) y hacer valer sus derechos. Aunque no es lo deseable.
Y para volver a un mundo real, esta bella “Parábola de Navidad”
nos aterrizará por ésta época urgida de solidaridad y generosidad:
*Candidato por Cauca a Premio
Nacional de Paz 2012
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