domingo, 18 de noviembre de 2012



LA NUEVA EXPERIENCIA
DEL CASO INTERBOLSA


Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Loco-mbiano

No por algo inexpertos en el tejemaneje de lo que es la intermediación financiera, los ciudadanos de a pie no podemos dejar de expresar nuestra opinión. Por lo menos tenemos un saborcillo a sensatez, a picardía indígena que nos permite ver entre líneas lo que está ocurriendo en este mundillo pseudoilustrado de la banca, bolsas, compañías anónimas para inversiones y la economía.

Allí se mueven cantidad de zancadillas, intereses personales y puertas giratorias. Y el llamado imperio de la ley queda por fuera. La plata, el billete que corre de mano en mano en mercados y tiendas, puertos y se ensucia y huele feo cuando se acumula en barriles y arcas.

Desde siempre se ha sabido, por entendidos e incautos, que las bolsas, los comisionistas de inversiones, los corredores, son como los arpones que usan los balleneros. Cuando lanzan su brazo y logran capturar el pez chico o gordo ya no volverán a sacar el arpón limpio. Saldrá baldado, averiado, sangrante. Ese es su negocio. Lucrar y agrandar su efectivo, su tesoro personal con la plata del cliente. A las buenas, a su espalda, con su conocimiento por anticipado, su ingenuidad o a mansalva.

Las técnicas para ganar a costa del capital captado en los bancos, en las fiduciarias, en los fondos de ahorro, en los seguros, en las capitalizadoras o en las famosas pirámides son las mismas. Algunas se manejan con gran discreción y sumo cuidado desde edificios suntuosos y fachadas muy llamativas con paraguas y pararrayos. Es decir, no dejan ver las jugadas, como hacen los prestidigitadores. Pero hay otros que dejan ver el movimiento nervioso de la cola en momento de descuido. O de exageración de la operación de desangre al sacar el arpón, es decir, la ganancia.  

Ha habido mucho gasto de saliva para tratar de tapar el “descuido”. Deberá haber un trompo de poner. El gobierno a través de sus superintendencias y agencias dirán que ya habían hecho advertencias, que habían previsto a tiempo el riesgo. Los diversos comisionistas y empresas comprometidas están esquivando el golpe de la puerta que les da en la nariz y hacen mutis por el foro.

Se nombrará un liquidador y se dirá que esto dará tranquilidad a quienes confiaron su dinero y lo convirtieron en acciones. Como ocurrió en DMG. Que se venderán los activos, que se investigará a los directivos muy ocultos y que sacan el cuerpo. Porque ya comienzan las escaramuzas sabidas: la Dián sofocada hablará, la fiscalía dice que actuará, la SuperSociedades que ha nombrado liquidador, y este lucirá sentado en un trono, como rey sabio, para cuidar los restos de una tajada.

Ahh, mundillo de la intermediación de inversiones monetarias, tan bien manejada cuando se tocan intereses de los de muy arriba. Todo se tapa. Nadie sabía nada. ¿Habrá inyección bancaria para mitigar el quiebre de algunos pobres ricos? Humm.

Pero ahora comienza, - ahora no más -  a verse que la plata ya está muy lejos y fuera del alcance. ¿Está camuflada en activos, en paraísos financieros foráneos, en bolsas de NY o de Japón, de las Islas Vírgenes o Panamá? ¿En qué manos limpias estarán ahora los ahorros de gente sana con ansia de proteger su hacienda? ¿A cuántos incautos habrá sacado de sus sueños y de creer en gente con cuello bien aplanchado y barba bien afeitada?


17-11-12                                              10:54 a.m.

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