domingo, 18 de noviembre de 2012

Del empleo y políticas públicas


CARLOS E. CAÑAR SARRIA

En el contexto latinoamericano, Colombia ocupa una de las tasas más elevadas de desempleo y de trabajo informal. La gente no tiene ocupación y el ocio se está convirtiendo en madre de todos los vicios. Personas que cuentan con el “privilegio” de trabajar están sometidas a unas relaciones y condiciones laborales que no les permite mirar el futuro con seguridad.
La adopción del modelo neoliberal, la falta de políticas públicas, el desinterés del Estado, de la clase política, del sector empresarial y de otros actores, por garantizar a las personas lo mínimo vital que signifique una existencia física y mental en condiciones de dignidad ha sido la regla y no la excepción.
Problema demasiado preocupante debido a que una situación económica negativa para una gran cantidad de personas y de familias, lesiona la convivencia pacífica y deteriora el tejido social. La ola de inseguridad que permanentemente ronda en las ciudades colombianas, la violación del espacio público, la economía del rebusque, el pandillismo, el vandalismo, etc., son manifestaciones de una sociedad inmensamente desigual e igualmente caótica.
La reducción del tamaño del Estado, una regulación laboral que delega ese compromiso a los particulares en condiciones ventajosas para estos y desfavorables para los trabajadores, desdice de un verdadero Estado Social de Derecho. El  consuetudinario aumento salarial por debajo del índice de inflación, por ejemplo, conduce a las personas al desespero, a la incertidumbre y a la desesperanza.
Una verdadera democracia no es posible edificarse en unos cimientos de privilegios y de mezquindades. Reformas laborales que no llenan las expectativas de la población desdicen de la justicia y equidad.
El empleo es una de las principales variables de la economía social. Las políticas públicas para afrontar el problema del desempleo y para dignificar el empleo escasean por todas partes. Como si el Estado y la sociedad no entendieran la problemática nacional y no fueran conscientes de la necesidad de atender con prontitud y acierto un problema que parece salírsele cada vez más de las manos a mucha gente.
Los problemas del desempleo, del trabajo ocasional, del rebusque o informal compete a muchos actores sociales y no es responsabilidad absoluta de las administraciones locales. Si el modelo económico no ayuda, si el gobierno central no colabora, si políticos y congresistas no se concientizan, si las empresas se hacen las de la vista gorda, si las universidades no se caracterizan con programas pertinentes y necesarios, si las personas no se capacitan, difícilmente se puede crear una cultura del empleo y emprendimiento. En no pocas ciudades colombianas, el desempleo supera el 20%, cifra que constata la desatención de los derechos sociales y económicos.
Las políticas públicas son instrumentos necesarios para hacer un buen gobierno. El diseño, implementación, evaluación y el impacto de las mismas no solo es responsabilidad del Estado, sino también de la sociedad civil y de las organizaciones privadas. Unas políticas públicas de empleo de gran impacto social, contribuirían en la resolución de la problemática.

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