JORGE ELICER ORTIZ FERNANDEZ
En honor a la verdad, no cuento con suficiente información para establecer cómo ha sido históricamente la actuación del deporte caucano en juegos nacionales, solo para realizar un paralelo con los resultados que arroja el medallero en las justas que acaban de culminar.
Sin ser adivinos, no fueron ni mejor ni peor de lo que hoy dan cuenta los diversos medios de comunicación, que citan lacónicamente la obtención para el año 2012 del puesto 19 entre 27 delegaciones con un total de preseas distribuidas en dos de oro, tres de plata y 13 de bronce.
Desde luego, por estos resultados, de ninguna manera podemos colocar en el paredón a los deportistas; ellos, jóvenes en su gran mayoría, pertenecen a estratos 1, 2 y hasta 3; todos hacen su mejor esfuerzo para lograr, por lo menos, figurar en las etapas de eliminación, en virtud a que su presencia en los escenarios no obedece al “gran” apoyo de la dirigencia deportiva del departamento, por supuesto que no, la representación del departamento en las diferentes disciplinas está antecedida del gran esfuerzo realizado por los padres de familia, quienes organizados a motu propio, mediante sancochos comunitarios recogen algunos pesos para financiar desplazamientos, algo de indumentaria y para mejorar su precaria alimentación.
Pero bien, ante los hechos, considero que, evidenciando los resultados deportivos y la organización, debemos hacer un punto y aparte, para reflexionar sobre esta bella experiencia al lograr ser una de las sedes alternas de los juegos nacionales. Rescatamos la construcción de los escenarios deportivos, ¡que de por Dios!, los espejos del coliseo y del estadio, sean suficientes para que las entidades públicas asuman la responsabilidad, primero de culminarlos con la ayuda del gobierno nacional y segundo, de su administración con proyección a la formación de semilleros deportivos, propendiendo a seguir los pasos de la dirigencia deportiva de departamentos como Antioquia, Valle o Cundinamarca.
La próxima cita será en el departamento del Tolima con las subsedes definidas por Coldeportes; esperamos hayan aprendido la lección los responsables de manejar el deporte caucano, con el fin de estructurar un plan de acción de largo aliento permitiendo avizorar un mejor horizonte para nuestros deportistas.
Finalmente hagámosle un llamado a quienes direccionan el deporte de la comarca, específicamente, a la Oficina Municipal de Deportes e Indeportes Cauca: es el momento de cambiar totalmente su rumbo misional, convertidas en plataforma ideal para apetecer o patrocinar aspiraciones a cargos de elección popular haciéndole el juego a torneos de “borrachos”, pues la tesis es que esta clase de torneos tiene réditos en votos feriando balones, uniformes, pintura para polideportivos, mallas etc. A ponerle seriedad al deporte caucano, es la gran lección que nos deja la XIX edición de los juegos nacionales.
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