jueves, 3 de enero de 2013

POBRE GAMIN


Reinel Gutiérrez

Para finalizar cada año se escucha insistentemente desde tiempos remotos una canción cantada por un niño que ahora debe ser adulto o abuelo, la cual hace alusión a la vida de un pobre gamín. Hay que hacer la salvedad de que gamín rico no hay.

Es un niño de la calle que entre lamentos dice "Espero que el Año Nuevo me traiga prosperidad. Con fe le pido al Mesías, el calor de un hogar". Pasa el tiempo y a cambio de que haya habido un milagro o una obra social del gobierno, ha aumentado el número de gamines.

El lamento navideño no tiene eco, y los niños de la calle son cada día muchos más, mientras la sociedad ora, festeja, hace pactos de paz, practica la violencia, hace derroches, y defiende una modalidad injusta de gobierno.

No es el año que inicia el que debe solucionarles el problema a estos niños, porque el tiempo es algo abstracto y lo que se requiere es tener un medio ambiente de verdadera convivencia, y de bienestar colectivo. Lamentablemente la gente creció con ataduras mentales impuestas por costumbres, hábitos y mensajes malintencionados, y en su conciencia y pensamiento, albergan conceptos como este: "Unos nacen con estrella y otros estrellados". "De los pobres será el reino de los cielos". Con esos amarradijos es difícil cambiar de mentalidad, para lograr un día que al menos desparezca del panorama sonoro decembrino la canción del pobre gamín, porque ya no sea necesario mantenerla.

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