miércoles, 2 de enero de 2013

¿Está Nicolás lo suficientemente “Maduro” para gobernar Venezuela?


Por: Luís Barrera

Las confusas informaciones oficiales y de prensa sobre la real salud del presidente de los venezolanos Hugo Rafael Chávez Frías mantienen en vilo el país y hacen sospechar un eventual trágico desenlace en la hermana República Bolivariana de Venezuela el que sería muy lamentable para la democracia latinoamericana la cual perdería indudablemente a uno de sus más connotados líderes.

En su última intervención pública el mandatario venezolano se atrevió a pedirles a sus compatriotas a votar y elegir a Nicolás Maduro, como su sucesor en caso que no pudiera regresar plenamente al poder o por un fatídico resultado de no salir airoso en su intervención quirúrgica en la lucha contra el cáncer que libra desde hace varios meses, aunque todo parece que habrá Chávez para rato, pese a la gravedad de su reciente intervención quirúrgica en Cuba.

Aún sin posesionarse para su cuarto mandato del régimen chavista, la pregunta que muchos se hacen ante la adversa situación que vive Venezuela por la salud de su jefe de Estado, es si efectiva y suficientemente Nicolás Maduro Moros, nacido en Caracas, el 23 de noviembre de 1962 ,ex ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela y actual vicepresidente ejecutivo, ¿está “Maduro” para gobernar Venezuela. ?

Durante la ausencia política del presidente Hugo Chávez, provocada por un cáncer invasivo, Maduro ha asumido las funciones administrativas y económicas del país y en verdad es la figura política más destacada del gobierno Chávez y de hecho, ya ha venido asumiendo muy de cerca las riendas de la nación que inspiró a Simón Bolívar y que fuera escenario de sus grandes batallas libertarias.

Está casado con la actual procuradora general de la República y ex diputada de la Asamblea Nacional de Venezuela por el Distrito Capital, Cilia Flores. Luego de la salida de Maduro de la Asamblea Nacional en agosto de 2006 para ocupar el cargo ministerial, Flores fue electa en la votación interna parlamentaria como presidenta de la Asamblea Nacional, siendo la primera mujer venezolana en alcanzar ese cargo, pero antes había sido la defensora de Chávez cuando fue encarcelado por los militares en el fallido golpe de Estado en Febrero de 1992.

En la década de los 90 Maduro Moros, pasa a formar parte de las filas del MVR, partido con el que participa en la campaña presidencial de 1998 en la que Hugo Chávez resulta elegido presidente de Venezuela. Fue elegido diputado de la Asamblea Constituyente de 1999 que redactó una nueva Constitución ese mismo año, para posteriormente ser elegido diputado para la Asamblea Nacional de Venezuela en 2000, cargo en el que fue reelegido en las elecciones legislativas de 2005, logrando poco después ser designado presidente del parlamento. En el año 2006 deja este cargo a pedido del presidente Hugo Chávez para ingresar en el gabinete ministerial como cabeza del Ministerio del Poder Popular para los Asuntos Exteriores, sustituyendo así al ministro Alí Rodríguez Araque (hoy día secretario general de la UNASUR).

Entonces podemos decir que Maduro aunque nunca ha asistido a una Universidad, sin ningún título universitario, no es ningún “pintado en la pared” y quizá es quien más representa con enorme carisma popular el proyecto político del presidente Hugo Chávez, tras dos décadas en el poder, adelantado una “revolución bolivariana” de corte socialista y alto contenido popular.

Pasando por encima de otros posibles herederos –como el ex vicepresidente y sociólogo Elías Jagua y el presidente de la Asamblea Nacional, exmilitar e ingeniero Diosdado Cabello, Chávez decidió y designó en su estilo a Maduro, un exchofer de autobús y dirigente sindical sin ninguna educación universitaria formal, como su sucesor en caso de que quede "inhabilitado" para gobernar.

Esta orden de Chávez es incuestionable, máxime cuando Maduro ha sido fiel colaborador histórico y beneficiario de una gran confianza presidencial, el vicepresidente se erige como el hombre fuerte de Venezuela con "mayor proyección" del chavismo gracias a su larga experiencia política como ministro de Exteriores, a lo que suma varios años como líder sindical.


Nicolás Maduro es, ante todo, el hombre de confianza de Hugo Chávez. Siempre a su lado desde hace 20 años, en los momentos más difíciles de su enfermedad, ha tenido el privilegio de informar a los venezolanos sobre la salud del presidente y pese a que se inició en la política cuando era estudiante, sin pasar por la academia universitaria, trabajó como conductor en el metro de Caracas, llegando a ser un destacado líder sindical en los años 90, y hoy goza de buen prestigio y respaldo popular, máxime cuando tiene la bendición del propio Chávez.

Para gobernar la Venezuela que construyó Chávez, Maduro es el tipo ideal, el propio presidente venezolano sostuvo de su eventual sucesor que “se trata de uno de los lideres jóvenes de mayor capacidad para continuar (…) con su mano firme, con su mirada, con su corazón de hombre del pueblo, seguir dirigiendo, junto al pueblo siempre y subordinado a los intereses del pueblo, los destinos de esta patria”.

Nicolás Maduro Moro ha demostrado ser un hombre aplomado, carismático, con mucha honradez, buen tacto y olfato político, lo que le ha valido un respeto afianzando que el secreto para liderar a los venezolanos en horas aciagas y tristes reside, en hacer lo que se predica. El liderazgo exige mucho, implica una enorme responsabilidad, pero al mismo tiempo es estimulante. Maduro en su cuarto de hora sabe que la alternativa es: trascender o resignarse a no haber existido.

Sin ser un experto en temas económicos y de Estado, Maduro ha demostrado además de ser diplomático, conciliador, emprendedor, un buen político, innovador y sobre todo prudente, humilde y sencillo, para reconocer cuando se ha equivocado, lo que los venezolanos admiran de él y con quien se sentirían seguros en la continuidad con la suficiente madurez del proyecto político de Hugo Chávez.

Como está la situación incierta de salud de Chávez, tras su reelección y para continuar la llamada revolución bolivariana, Nicolás Maduro se erige en el hombre fuerte que le inspira confianza a la mayoría de los venezolanos y que no en vano ha sido un exitoso canciller de su nación desde 2006, y quien desde el 10 de octubre pasado ha estado encargado de la presidencia durante el más reciente viaje de Chávez y al que sus críticos le reconocen como un funcionario leal y afable.

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