lunes, 31 de diciembre de 2012

Saludable y feliz 2013


Fabio Arévalo Rosero MD

Según Séneca, el hombre no muere, se mata. Y ello tiene mucho de verdad si tenemos en cuenta que el ser humano biológicamente podría vivir 120 años. La expectativa de vida se acorta por factores como enfermedades catastróficas, accidentes, hechos violentos y otras eventualidades. Pero es esencialmente debido a las malas prácticas humanas y a la falta de un adecuado autocuidado que se reduce la longevidad, pero mucho más la calidad de vida y la capacidad productiva.

Hoy podría afirmarse que hay más muertos en vida que en los cementerios. Según recientes estudios, de las 52 semanas que tiene el año, en promedio 10 están totalmente perdidas por mala salud y deficiente calidad de vida. Es decir el 20 por ciento del tiempo es inútil, como estar muerto. Lo malo es que en este tipo de sociedad del “glamour” y la farándula, la gente, prefiere cambiar la salud por la riqueza, y la libertad por el poder. Y cuando quieren invertir la ecuación, ya es tarde.

Los índices de inactividad física en Colombia bordean el 70 por ciento. La misma fisiología del ser humano exige unos mínimos niveles de ejercitación física diaria, de lo contrario los riesgos de la degeneración temprana son elevados. Pero la mecanización, la automatización y la computación incitan a la inmovilidad y el estilo de vida migra hacia esquemas poco saludables y de mayor “comodidad”. De allí que por solo tres males crónicos mueran en el país unas 100 mil personas al año (unas 280 muertes diarias, la mayoría prevenibles).

No existe en Colombia una política pública educativa seria que priorice el fomento de comportamientos saludables, apenas hay rellenos. Son los mismos gobernantes y personas del poder quienes “deseducan” a la población. La mayoría están pasados de peso, son barrigones y alérgicos a aquello que implique emplear las propias energías. Pero más aún bebedores sociales, tal vez fumadores, con extrarordinario culto a su hermoso auto y que gustan tener gente a su servicio para sentirse importantes y obviamente para ahorrarse la fatiga. Con esos arquetipos de la sociedad, para qué más enemigos.

De grandes cenas, están las sepulturas llenas, y no aprendemos. La historia reciente lo demuestra con la desaparición temprana de famosos artistas y personalidades víctimas de infarto u otros males del corazón que fallecieron en el 2012. Entre otras muertes precoces con origen cardivascular recordamos a Teófilo Stevenson, Jairo Varela, Silvia Kristel, Whitney Houston, Robin Gibb, Miguel Calero y el “Afinaito” Sergio Liñán con apenas 36 años.

Hace más de 100 años, Mark Twain lo sentenció: "La única manera de conservar la salud es comer lo que no quieres, beber lo que no te gusta, y hacer lo que preferirías no hacer". Y Édison pronosticó: “El médico del futuro no dará medicamentos, sino que se interesará por su paciente en el cuidado de las condiciones humanas, en la dieta y en la causa y prevención de las enfermedades”. La principal política de salud pública debe ser educar para preservar y vigorizar la vida humana. Para ello se requieren estrategias que formen en las personas criterios sólidos de autocuidado que lleven a un estilo de vida equilibradamente sano.

La actividad física es esencial y todo movimiento y gasto de energía suma. Si practicamos un deporte mejor. Pero no es suficiente con moverse, son necesarios buenos hábitos dietarios con énfasis en alimentos vegetales como verduras y frutas. Tal vez es en la alimentación donde más estamos fallando (influye un 40 por ciento en el riesgo cardiovascular), por el culto a la vitamina “Ch” y derivados: chancho, chunchullo, chicharrón y otros que aportan grasa animal y “trans” que fácilmente tapan las arterias. Mucho más cuando se mezclan con licor.

Recordemos que “lo que se come se cría”. No sigamos alimentando el fantasma de la muerte temprana con esos comportamientos displicentes, que por falta de buena educación han hecho carrera en nuestro medio. El fin de año e inicio de otro, es época de riesgos, pero debemos tomar decisiones mesuradas con criterio de vida para gozarnos con creces las festividades. No olvidemos poner en práctica este ineludible principio: por tranquilidad, en el año nuevo “poca cama, poco plato y mucha de suela de zapato”. Feliz 2013 saludable.

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