sábado, 5 de enero de 2013



EL LAGO HABLA Y LA BRISA CONTESTA

El agua está gris y muda junto al muelle mientras los pasajeros suben. Un grumete verde quita las amarras a Bonba

Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Loco-mbiano

Quien llega al pie del Lago y saluda al agua siente que hay magia que sale del fondo. El agua tiembla, se riza, da vueltas en espiral, se alisa el cabello, se mira en el espejo del cielo, ve amanecer el día, oye el rugir del trueno. Y le queda tiempo para echar siesta, arrullar en sus ondas lanchas y barquitos de esquí y acunarse contra las rocas mientras los patos duermen.

Ya hace 50 años que el Lago nació de tres ríos en la Serranía de la Cerbatana, sobre la Cordillera Occidental: El Calima, el Frío y el Bravo - que fue desviado por túnel de la montaña vecina - y 30 quebradas más. Así nos cuenta la historia Camila, azafata del Bonba de don Ismael Plata y Patricia Eastman mientras soltaba las amarras y el motor del barco surcaba las aguas y se alejaba hacia el oriente del minúsculo muelle frente a su casa junto al Lago Calima.

Delicioso paseo probé en esta nave que puede alojar 20 pasajeros con chaleco y brindar un tour de 50 minutos para recorrer los 15 kilómetros de largo que tiene este precioso lago artificial. Brisa corría veloz y sonaba igual que el ronroneo del barco. Arbey Cifuentes, su capitán, desde la cabina dejaba oír música que armonizaba con la suavidad del paisaje.

A través del recorrido puede uno ver chalets, pequeños hoteles, lugares para acampar, escuelas de surfing y natación, restaurantes y casas de recreación con perros, prados y botes ligeros para entrar al Lago. La quilla traspasa a Brisa que pasa rozando y cantando una canción de amor. Las aguas se erizan de gozo mientras el barco se mece y los pasajeros se abrazan y ríen.

El Lago Calima, con vestido azul y blanco, ha lucido hoy de grumete amigo. Su cuerpo se mueve como un oso marino por tirantas de aire. Juega a batir sus olas contra los espolones y la costa de cobre. Deja tejer sus cabellos por Brisa que llega brincando por entre los dos cerros que están al final de Lago. Desde el sur hasta el norte llega entre la neblina y luego se devuelve y sopla las velas de pequeños botes en que se aferran los surfistas. Brisa le musita al oído historias de reinas indígenas con aretes de oro que vivían en estas colinas y montañas frías. Le cuenta que viene de lejos trayendo amores y mensajes de estrellas que cada noche suspiran cuando el Lago cabecea de sueño.

Dos pasajeros sobre cubierta. Abajo Lago en paz con sus bucles azules que reflejan el color de las nubes y el cielo. A lo lejos un chalet muestra su silueta frente a la bruma y de cara al sol

En agosto, enero y abril el Lago se viste de gala y sus aguas se alegran llevando en su grupa a los caballitos que lo cabalgan formando unas cintas blancas y arqueadas. Bonba lo cruzará tres veces al día y también por la noche encenderá en su proa su faro de colores para un paseo romántico a la luz de la Luna a los turistas que así lo deseen.

La nao hecha en Calima permitió que los viajantes escucharan el diálogo ronco de Lago y Brisa. Sintieron en sus mejillas y orejas el rumor que traían los vientos que han hecho famoso al Lago por su empuje y vieron en el agua el temblor de sus labios cuando le respondía mimoso a Brisa sus arrullos y abrazo.


04-01-13                                                   6:34 p.m.

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