miércoles, 26 de septiembre de 2012

LA DEVOLUCIÓN DE TÍTULOS POR MILLONARIOS



LA DEVOLUCIÓN DE TÍTULOS POR MILLONARIOS


Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Locombiano

Como fervoroso oyente de todos los partidos que jugaba Millonarios, desde el claustro de un seminario donde me formé como su hincha, creo que tengo derecho de opinar sobre la oferta que su presidente ha hecho en vísperas del Juego del equipo con el Real Madrid de D´Stéfano. Se trata de reversar y anular dos títulos conseguidos en 1987-88 en la época en que Rodríguez Gacha era su máximo líder y mecenas.

No solo el fútbol, sus jugadores, entrenadores, sus instalaciones se vieron afectadas por el narcotráfico. Los micrófonos de las emisoras buscaban con presteza a Gachita, a don Pablo y las fiestas estuvieron de moda. Todavía existen los registros fílmicos, las fotografías de esos hechos. Es palpable aún el eco de sus palabras y el fervor de sus seguidores. No puede negarse que los hechos se dieron y que causaron un perjuicio letal que hoy persiste.

Toda actividad algo lucrativa o no, en donde ellos metían la mano elevaron sus promedios. Sus muchachos amanecían a sus 17 años con camioneta echándosela encima a los peatones en las vías. La agricultura se permeó, las universidades, el comercio, la banca. Los estudiantes ponían carteles por todas partes con la consigna: “Goza a plenitud, sé feliz que la vida pasa rápido”.  Aparecieron vallas con la inscripción: “Come y deja vivir”. El narcotráfico permeó la juventud, a los nuevos profesionales, al Congreso y a las instituciones.

No es extraño que una voz a nombre de toda esa pléyade de mujeres, niños, jóvenes, trabajadores y campesinos, se levante y ofrezca rescatar del aparente olvido el mal enorme que el narcotráfico ha hecho a la sociedad.

Se le está pidiendo a los paras, a los guerrilleros, al Estado, a las fuerzas militares que pidan perdón por masacres, por falsos positivos. Que reparen a las víctimas, que resarzan a los que perdieron sus hijos, su patrimonio. ¿Por qué, entonces, extrañarse que el señor Gaitán pida que se entreguen simbólicamente los dos títulos que obtuvo con ayuda de los dineros del narcotráfico el equipo azul de nuestros amores?

No es hipocresía, no puede decirse que ya no es hora, que es mejor meter la cabeza en la tierra como los avestruces, que mejor dejemos eso así, que no recordemos esa herida - que está abierta todavía -. Por lo menos, alguien se ha atrevido a mostrar la cara y hablar en tono sincero a la nación callada y sometida. Y como para mitigar el efecto de su petición individual, se pide que si se llegara a ese consenso en el caso Millonarios, también se debería hacer lo mismo con América, Nacional y otros equipos. Y otras instituciones.

Porque implícitamente se está aceptando que aún estamos contaminados y que aquello fue cierto y las manos no han podido limpiarse con el solo paso del tiempo. Hay manchas, como las de un crimen, sobre todo si son de lesa humanidad, que ponen en impotencia a quien se sume en esa lacra, que no se quitan con solo un “perdone, usted”. Debe haber hechos públicos capaces de conmover la indolencia y la connivencia ciudadana.

Duele, escoce, que se quiten del pecho dos estrellas, que algunos las sudaron aunque vieron de reojo lo que pasaba. Pero decidir hacer esa devolución es un hecho político, un hecho ético que deberían imponerse quienes tienen en su mano poder resarcir la memoria de aquellos atropellos nefandos* que produjeron la droga y el dinero y sus jinetes apocalípticos que pusieron a la sociedad al pie del abismo.


25-09-12                                              9:30 a.m.

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