Más de sesenta líderes y representantes de comunidades indígenas,
campesinas y afrocolombianas de diferentes zonas de la cuenca alta del río Cauca,
se reunieron con científicos y académicos el pasado jueves 20 de septiembre en
el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), para intercambiar
conocimientos sobre los cambios en el clima y recoger aprendizajes de
adaptación a estos, desde las percepciones, saberes y tradiciones agrícolas
únicas de las comunidades participantes.
El encuentro se realizó en el marco de la construcción de una
metodología de aplicación regional denominada AVA (por sus siglas Agricultura,
Vulnerabilidad y Adaptación) que, tomando el Alto Cauca como experiencia
piloto, pretende evaluar la vulnerabilidad de la agricultura local frente al
cambio climático y los eventos naturales extremos, para determinar en qué
medida las principales cadenas productivas agrícolas deben adaptarse y la
capacidad que tendría la región para hacerlo.
En el diseño e implementación de la metodología AVA, participan
los Ministerios de Agricultura y Desarrollo Rural, de Ambiente y Desarrollo
Sostenible, el Departamento Nacional de Planeación y el Instituto de Hidrología
Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), así como científicos nacionales e
internacionales de cuatro instituciones expertas en investigación, agricultura
y cambio climático: Cenicafé, CIAT, Universidad del Cauca y Universidad de
Caldas.
Durante el intercambio participativo con las comunidades,
realizado el pasado jueves, se recopiló valiosa información de utilidad para la
dimensión socio –cultural que evaluará la metodología AVA.
“El modelo que estamos construyendo es complejo porque integra
cuatro dimensiones que normalmente no se analizan juntas: la biofísica, la
institucional, la económica y la social y lo es también, porque se quiere hacer
transferible a otras regiones, lo que implica además, que pueda adaptarse a la
información con la que cuente cada región”, dijo el Dr. Apolinar Figueroa
(PhD), investigador científico del proyecto.
La experiencia piloto en la Cuenca Alta del Río Cauca es de
importancia para Colombia dado que la superficie de casi 25.000 km² representa
un eje dinámico agrícola e industrial donde se concentran múltiples actividades
socioeconómicas de la región del occidente colombiano. Aproximadamente el 20%
de la población nacional se abastece de los recursos del corredor de la cuenca.
Durante el evento, y bajo las premisas de la escucha y respeto,
científicos, instituciones y comunidades recogieron datos sobre semillas
resistentes (custodiadas por la comunidad indígena del Puracé y KoKonuco);
revisaron calendarios agrícolas y compartieron conocimientos, memorias
colectivas y experiencias de adaptación amigables con el medio ambiente.
“En la asociación sabemos cómo es de importante hablar sobre el
cambio climático. Cuando hay inundaciones el Gobierno nos lleva un mercado,
pero ese mercado no nos resuelve la situación. Y cuando no llueve, quedamos
endeudados con el banco y no sabemos qué hacer”, dice Marta Escobar, miembro de
la Asociación Campesina Asocampo (Popayán).
La agricultura, una de las actividades más vulnerables al cambio
climático, en Colombia satisface gran parte de la demanda alimentaria, genera
actualmente empleos directos para 3,7 millones de personas y ha estado entre el
7 y 14% del PIB (DANE) en los últimos 15 años. Dentro de la actividad, los
pequeños agricultores son los principales productores de la canasta alimentaria
y quienes con mayor frecuencia, han variado cultivos y semillas para adaptarse
a los cambios en el clima.
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