“No nos quitaron a Roncador y Quitasueño, pero nos dejaron una pesadilla mediática, el delirante discurso político de un nacionalismo prosaico, cuando en tiempos del mercado la devoción por la patria no la sienten los que viven en los suaves y mullidos espacios económicos de la prosperidad, ni las mayorías que no comen langostas y camarones, pero sobreviven relajados con el suero de las promesas de cambio social”. Buenas noches.
Mateo Malahora Malaespina
No hay comentarios:
Publicar un comentario