MEDELLÍN ENTRE FLORES Y POEMAS
Afiche del Encuentro diseñado por Anna Francisca Rodas
Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Loco-mbiano
Hoy termina con las manos llenas de cosecha viva el X Encuentro Nacional de Mujeres Poetas de Antioquia. Sus dirigentes han recogido un ramillete oloroso y pujante de alta poesía en los cuatro días que medio centenar de mujeres han dejado sobre el viento y los oídos de quienes acudieron a escucharlas en la casa Escuela del Maestro sobre la Avenida de La Playa.
Georgina Cuartas con su séquito de abanderadas de la idea, Anna Francisca Rodas, Clara Luz Cartagena, María Cecilia Estrada prepararon con la ayuda de unos patrocinadores que aún creen que la poesía es un ingrediente que hace bien a la salud, al descanso y a la necesidad de decir en voz alta lo que siente y le duele al cuerpo. No son unas Madonnas que baten su canto el tambor y los micrófonos, pero sí dicen con sus versos verdades que debieran escuchar la gente de la calle, los niños y los empresarios.
Oímos llantos, el acese de emociones, el ansia de ser nombradas porque mueven a otros a actuar, a cambiar y hacer rodar sobre la patria su palabra más potente que un cañón. Y se le hizo homenaje a la poeta recién ida al éter Piedad Morales de Puerto Berrío.
Mujeres consagradas como Marga López,* Gloria María Medina, Gloria María Bustamante, Marta Quiñónez, Dora Mejía, Mara Agudelo, Hermilda Chavarría, Aydée Gaitán con garganta firme y frente decidida pregonaron del dolor, del valor de la vida, de la dulzura de los árboles, de la tristeza del agua, de la angustia de los niños. Eso no es político, ellas no están mandadas como mensajeras de otros. Sus quejas salen de su corazón de madres, de artistas que tienen unos ojos diferentes que ven más allá de lo que vende con plus ganancia un comerciante de abalorios.
Ya diez años de trabajo, de concursos, de reunirse días enteros a someter sus versos a la opinión de hombres incrédulos y mujeres sabias, el fruto comienza a verse. La cita de este año se ha visto más nutrida y las inscritas han demostrado un trabajo consistente. La poesía es un cuadro, es un lienzo, es un pedazo de mármol que debe ser cincelado, pintado con destreza, con la mente despierta y el pulso cerrado. No se puede consentir la medianía ni ofrecer a la sociedad un regalo descuidado.
Voces nuevas revestidas de caras frescas y no tan jóvenes están naciendo para ir renovando el Parnaso colombiano. Vinieron de Zaragoza, de Planeta Rica, de Popayán, de Palmira, de Frontino, de Bogotá a acrecentar este río de esperanzas que no lleva desechos industriales. Son mujeres libres, como María Cano, una luchadora de esta región o como Laura Victoria, de Soatá, Boyacá, que por decir verdades murió exiliada en México.
Este X Encuentro pasará a la historia por la camaradería, la altura de la poesía que se oyó, por la fiesta alegre que se celebró en la Casa del Maestro que todos los años ha prestado su Sede para el evento. Felicitaciones a este ramillete de poetas que convocaron a la reflexión, a la amistad y dejaron en el ambiente una sensación de aire limpio, de no contaminación, de mensajes sorprendentes como los que halla un inventor o un científico en un laboratorio. Su labor no es apreciada suficientemente, pero sabemos que es necesaria en esta sociedad que sufre de ceguera, de sed de combustible para corazones necesitados de afecto y miradas compasivas.
La poesía no es flor de un día como la que sembró sin regarla Pedro Infante. Es un feto que nace con peligro de asfixiarse en este mundo tan contaminado de amenazas. Y que afortunadamente es cultivado en la mente de mujeres y hombres con la fuerza de su ingenio y puja diaria.
Medellín, 01-12-12 1:13 p.m.
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