Fabio Arévalo Rosero MD*
Twitter: @fabioarevalo
El periodismo, es tal vez la mejor artillería de la libertad. La comunicación es participación y la opinión democracia. Ya lo decía Honorato de Balzac, “El periódico es una tienda en que se venden al público las palabras del mismo color que las quiere”. Vaya trabajo, pero vale la pena el poder transformador que la comunicación imprime, cuando un periodista de excelencia se convierte en regulador de la sociedad si la persuade. Así lo sentenció el gran Joe Pulitzer: “El poder para moldear el futuro de una República estará en manos del periodismo de las generaciones futuras”.
Por ello el papel esencial de un comunicador es transformar una sociedad. Periodista que no causa efectos evolucionantes, que no impacta creativamente, que no genera opinión constructiva, que no provoca innovaciones, perdió su tiempo y su inversión. Es solo un rebuscador (y oportunista) más del tipo de aquellos que lanzan boñiga y se lavan las manos. Es el periodismo el que mantiene la democracia. Es la fuerza para el cambio social progresivo. Por eso o es libre o es una patraña.
El verdadero periodismo debe ser constructivo, no ponzoñoso ni venenoso, privilegiando valiosos contenidos. Para ejercerlo, ante todo, hay que intentar ser ejemplar ser humano. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Solo así se comprende a los demás y se puede “leer” objetivamente el mundo. El periodista debe tener ambición de escribir bien, más allá de lo circunstancial y lo efímero ya que es un apostolado que impone muchos deberes. No hay apostolado más expuesto a ser peor desempeñado. De ahí principalmente la inmoralidad del periodismo
Pero el ejercicio del periodismo no es color de rosa, exige asumir riesgos, incluso hasta personales y patrimoniales. De allí el valor de un proyecto nuevo en Colombia de un medio impreso. ¿A quién a estas alturas del Siglo XXI se le ocurre fundar un diario? Lo corriente es que progresivamente los formatos impresos vayan desapareciendo. Gran mérito que nazca ahora el “Diario del Cauca”, para llenar el vacío que dejó el maltrecho diario “El Liberal” con el estruendoso fracaso de gestión y coordinación.
A rey muerto, rey puesto, es la ineludible política. La llegada del “Diario del Cauca”, en moderno formato tiene enormes desafíos. Busca, además de ser identidad para la región, convertirse en un medio que la representa legítimamente caracterizándola como es debido. En un formato tabloide europeo va a contribuir en la modernización y evolución del Cauca. Un proyecto arriesgado, con un artífice que tiene nombre propio: Hernando Suárez Burgos.
Su visión empresarial lo llevó a consolidar uno de los emporios periodísticos más poderosos del país, con más de 20 diarios y aspira a llegar a 30. La historia le reconocerá su verdadero lugar ya que es una especie de combinación traducida al español entre Randolph Hearst y Rupert Murdoch. En 2011 fue premiado por el Colegio Latinoamericano de Periodistas, como el empresario de medios de comunicación más destacado de Colombia.
Jamás será fácil tener la iniciativa de hacer un periódico, mucho más de persistir y sostenerlo. He ahí el gran desafío. Para los medios que lamentaron el cierre de un diario que apenas atendía una mínima porción de la región blandiendo causas simplistas, sin profundizar en las verdaderas razones, esta debería ser la gran noticia a destacar. Una propuesta vanguardista, ágil y moderna, que asume retos y riesgos. Lamentarse de una trayectoria en el tiempo es trivial. Ello nos recuerda al típico funcionario público que aduce tener 15 años de experiencia, cuando en realidad tiene un año repetido 15 veces.
Diario del Cauca inicia este 17 de enero buscando atender las nuevas necesidades y la diversidad de la región. En Popayán, por ejemplo, más del 70 por ciento de sus habitantes no son raizales. No tiene sentido volver o sostener un esquema para minorías. La comunidad caucana, con seguridad acompañará este proyecto y será grata con este aporte; máxime cuando un sondeo del Observatorio Social confirmaba que más del 90 por ciento de los consultados preferían un nuevo diario frente a la reedición del antiguo. Enhorabuena.
Apostilla: “El periodismo al que me dedico, que es el escrito, de plumilla, de articulista y reportera, es un género literario como cualquier otro, equiparable a la poesía, a la ficción, al drama, al ensayo. Y puede alcanzar cotas de excelencia literaria tan altas como un libro de poemas o una novela”. (Rosa Montero, periodista y escritora madrileña, El País de España).
*Director Observatorio Social, programa Popayán como vamos
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