FABIO
ARÉVALO ROSERO MD*
Las mejores prácticas del mundo han demostrado que los gobiernos
de ciudad más exitosos, han sido posibles donde los ciudadanos votan
libremente, escogiendo un líder en el cual confían. Y lo siguen porque tiene
carácter y competencias (autoridad más capacidad). Un dirigente legítimo es
capaz de hacer equipo con su pueblo y sacar adelante proyectos de desarrollo
sin depender demasiado de los recursos. Hay ejemplos históricos de las mejores
alcaldías del mundo como: Enrique Tierno Galván (Madrid), Raul Pont (Porto
Alegre), Paco Moncayo (Quito), Andrés López (México), Rudolph Giuliani (NY),
Mockus-Peñalosa (Bogotá), Sergio Fajardo (Medellín), etc. Transformaron sus
ciudades, con el mayor activo: la confianza.
Lo reconfirman modelos vigentes de alcaldías: Boris Johnson
(Londres), Copenhague (Ritt Bjerregaard), Toronto (David Miller), Zurich
(Corine Mauch) y Nueva York –NY- (Michael Bloomberg). Este último, el mejor
ejemplo de aplicación de la Ley antitabaco, de educación para mejorar el estilo
de vida, de generar espacios para volver la ciudad accesible, caminable y
segura. Ha sido vital el aporte de expertos que demostraron el impacto que
tiene en la disminución de la violencia embellecer, ordenar y dignificar los
espacios urbanos. En el libro “The Tipping Points” de Malcom Gladwell,
("Cómo las pequeñas cosas logran gran diferencia"), muestra que, en
NY, al asear, pintar trenes y las estaciones del subway, disminuyeron los
crímenes.
También ha servido el desarrollo de la “Teoría de las ventanas
rotas” sobre el contagio de conductas inmorales o incívicas. Tiene origen en
experimentos del psicólogo Philip Zimbardo. Abandonó un auto en las descuidadas
calles del Bronx (NY), sin placas y con las puertas abiertas. Su objetivo era
ver qué ocurría. A los 10 minutos, empezaron a robar sus partes. A los tres
días no quedaba nada de valor, lo destrozaron. Abandonó otro auto, en parecidas
condiciones, en un barrio rico. No pasó nada. Luego machacó algunas partes. A
las pocas horas el auto estaba tan destrozado como el del Bronx. Este
experimento dio lugar a la teoría de las ventanas rotas de George Kelling: si
en un edificio aparece una ventana rota y no se arregla, inmediatamente el
resto de ventanas acaban siendo destrozadas por los vándalos. De ahí la
importancia de mantener la ciudad limpia, las calles en orden.
Una mejor ciudad solo será posible con gobernantes confiables y
capaces, elegidos sin “politiquería”, ni manipulaciones. Que hacen equipo con
los ciudadanos generando espacios más para la gente. Mejorando íntegramente el
servicio público y peatonalizando áreas medulares de la ciudad. Ello genera
educación ciudadana y mejora el comportamiento. Kant dejó una pauta útil:
“actúa siempre de modo que tu conducta pueda ser considerada una regla
universal”. ¿Le gustaría que todos rompiesen los autos, pintasen las paredes,
mintiesen, robasen o defraudasen? ¿No? Entonces esas conductas no deben ser
llevadas a cabo. Como dijo Aristóteles. “Si no quieres ser mentiroso, no digas
la primera mentira, porque... la próxima vez será más fácil”.
Apostilla: Más sobre la teoría de las
ventanas rotas se encuentra, siguiendo este enlace:
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