CREPITACIONES 2013
POR LIC. JAVIER ENRIQUE DORADO MEDINA
Correo electrónico: jaendor70@hotmail.com
Twitter: javiergolden_
Cuando era muy pequeño, “cuando era feliz e indocumentado” (al decir de Gabriel García Márquez), en mi querido pueblo natal, Bolívar (Cauca), existía un lugar mágico, propicio para la imaginación y el deleite estético, llamado Teatro Vallecilla, de sobrio estilo clásico, tipo Teatro Valencia de Popayán, el cual con sus rutilantes lucecitas de colores, en toda la entrada, me incitaba fuertemente a entrar; en su interior eran visibles dos plateas semicirculares, siempre llenas de un público entusiasta y educado. Allí, cada ocho días presentaban toda clase de películas, especialmente mejicanas, siendo la sensación del momento, pues estaban de moda, al igual que otros actos culturales, con variados repertorios muy llamativos.
Hay que comentar de paso, antes de que me abandone la musa de la inspiración, que dicha joya arquitectónica, de propiedad de la Iglesia Católica, y que era una obligación histórica conservarla para la posteridad, ya no existe, pues su razón social ya pertenece a otras manos particulares. Así se perdió un monumento histórico, caucano y bolsiverde, de indudable interés regional.
Volviendo al tema de las películas, me fascinaban mucho aquellas donde participaban luchadores mejicanos, de la clase de Santo, “El enmascarado de plata”, quien en ese tiempo era el actor de moda, junto a otros. Precisamente, del argot peliculero en boga, eran muy populares expresiones como por ejemplo: “en esta esquina, “El Bronco”, en esta otra, “El tigre americano”, aludiendo a los actores de lucha libre.
Esas imágenes pugilísticas de entonces, si así se pueden llamar, vienen a mí otra vez en estos días, cuando en el cuadrilátero nacional, ante un público estupefacto e incrédulo, se están “enfrentando” (qué fea palabra para estos tiempos de diálogos en La Habana), el expresidente Uribe, armado del síndrome del poder (como un delirium tremens), y el presidente Santos, quien hasta ahora con paciencia infinita, como un flemático caballero inglés, ha logrado soportar los continuos embates uribescos (que comenzaron en abril de 2011), que llegaron a su máxima expresión ofensiva e injuriosa estos días, con las expresiones “canalla” y “redomado mentiroso”, que describen muy mal su carácter pendenciero y su corazón envenenado por el poder.
Francamente, como colombiano de bien, me siento muy apenado por el grotesco espectáculo al cual estamos asistiendo, quedando en el suelo todos los esfuerzos educativos y familiares, que tratan de rescatar los famosos valores y la ética ciudadana en escuelas y colegios, por culpa del mal ejemplo que “ellos, los poderosos políticos”, le están dando al país, cuidando sus intereses. Ya los colombianos estamos hartos de tanta violencia, para caer ahora en la violencia verbal. ¡BASTA YA!
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