viernes, 18 de enero de 2013

Preocupante deserción escolar en el Cauca


Por: Luís Barrera
Editor Proclama del Cauca

Aunque el Ministerio de Educación ha hecho un esfuerzo en la última década para garantizar que todos los niños vayan al colegio, no se ha logrado crear una estrategia eficaz para frenar la deserción. Los grados 1° y 2° de primaria se han convertido en la mayor preocupación de los educadores, pues son los cursos en donde más niños aún abandonan sus estudios.

El 10% de los colombianos menores de 15 años dejan de estudiar en primero de primaria. Una situación que tiene en alerta a los educadores, ya que en este grado adquieren las competencias de lectura y escritura.

El Secretario de Educación y Cultura del Cauca, Gilberto Muñoz Coronado, ha hecho un angustioso llamado a padres y madres de familia, acudientes y todos los que tienen responsabilidad en las comunidades, como alcaldes, para que no dejen a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes por fuera del sistema educativo, matriculándolos cuanto antes y aprovechando la gratuidad de la educación oficial.

“Es muy fácil, no deben pagar un solo peso para que puedan matricular a sus hijos, así que no hay excusas para no hacerlo, sus hijos se lo merecen y el Cauca lo necesita”, afirmó el funcionario tras advertir que siguen siendo preocupantes los niveles de deserción escolar en el Cauca.

La deserción escolar es un fenómeno complejo que deriva de múltiples causas. Algunas veces se piensa que estos problemas se van a resolver si hay una adecuada política de los gobiernos; sin embargo, se requiere la convergencia de muchos actores, como los jóvenes, familias, docentes y autoridades locales, para desarrollar acciones concretas y enfrentar el problema de la “capada” definitiva de clases.

La deserción del sistema educativo no sólo perjudica a los escolares y a sus familias sino también a todo el país, porque se restringen las posibilidades de desarrollo social y las que están en directa relación con el capital humano. Un pueblo sin educación, sin cultura, será siempre esclavo de la pobreza y el subdesarrollo. La educación es el mejor instrumento contra el atraso de los pueblos.

Es clara la relación entre el nivel educativo y las oportunidades de progreso de las personas. Así, dejar la escuela para acceder a empleos informales, que suelen tener jornadas excesivas y precarias condiciones laborales, perpetúa el círculo de la pobreza. Son varias las causas que explican la inasistencia a la escuela. Lo que normalmente entendemos que es el motivo por el cual se da la deserción escolar es básicamente por dos puntos: problemas económicos y asuntos de desintegración familiar.

Sin embargo, la deserción escolar tiene efectos tanto a nivel social como a nivel individual. A nivel social los efectos son interesantes para sacar conclusiones de por qué las regiones como el Cauca están en la situación que están.

Esa inasistencia se explica por la falta de recursos, la necesidad de trabajar, falta de tiempo o falta de interés, y la falta de cupos, originadas, en parte, por el flujo de estudiantes del sector privado al público debido a la crisis económica generalizada que se está viviendo actualmente. Pero curiosamente en Colombia, la educación y la salud el problema no es de plata.

Aquello que los niños y jóvenes no tienen oportunidades en el Cauca, es otra gran excusa, los menores de edad no tienen mejor oportunidad que la estudiar, de educarse, instruirse y formarse para ser alguien en la vida. Este es un problema educativo, que afecta el desarrollo del individuo que está dejando de asistir a la escuela y también de la sociedad en la que aquél, está conviviendo.

También es cierto que las personas que dejan de estudiar y no se preparan, tienen una baja productividad en el trabajo, y esto produce a nivel general en la nación, una disminución en el crecimiento del área económica. El extinto político chocoano Diego Luís Córdoba siempre sostenía: “Por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad.”

Por lo tanto cuando hay sectores importantes que están dejando de estudiar en una sociedad, se provoca que generación tras generación se sigan presentando esas grandes desigualdades sociales y económicas como las que registramos lamentablemente en el Cauca con una deserción escolar que llega a niveles de 8 por ciento.

A usted amable lector de PROCLAMA que es padre de familia debe de interesarle mucho esto, porque no sea que el próximo en dejar de estudiar sea su propio hijo o hija. Por supuesto también a las personas que forman parte del estamento educativo, directivos, docentes, y autoridades, también debe de llamarles mucho la atención esto, procurando ojala buscar conjuntamente soluciones para que esta problemática disminuya y podamos atender el importante llamado de la Secretaría de Educación Departamental del Cauca, que dicho sea de paso, cumple con Muñoz Coronado, una loable gestión en favor de la niñez y la juventud.

Todo esto forma parte de una educación con calidad y muchas otras características que en muchas ocasiones no están presentes en la educación donde existe la deserción escolar. Cuando no hay una verdadera calidad en la educación escolar, el alumno no le encuentra el sabor a la educación, ni le encuentra el sentido de la asistencia a ese lugar, se vuelve tedioso, aburrido y monótono; hay una relación fría entre maestro y alumno.

Es equivocado pensar que la deserción se debe solamente a problemas como de la economía familiar, como ya lo hemos visto a los niños en muchas partes de Colombia, en nuestras regiones, simple y sencillamente no les gusta la escuela, porque no les llama la atención o porque desafortunadamente cayeron en el facilismo de la crisis de valor y principios de no hacer nada, ni estudiar ni menos trabajar. Aterra además, saber que en Colombia hay casi tres millones de niños por fuera del sistema educativo, de los cuales 2.200.000 son explotados laboralmente y 10.000 han sido reclutados por grupos armados.

Porque en el Cauca no podemos seguirnos dando el lujo que por cada docente que quiere enseñar, hay, aproximadamente, treinta niños y adolescentes que no quieren aprender.

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