Reinel
Gutiérrez
El ser humano vive en conflicto, y en todas las generaciones la
paz no ha existido, pues el rol de los inteligentes vivientes, ha sido la competencia
y la guerra.
El lío surge en la lucha por la riqueza que obligó a formar
grupos, unos fuertes y otros débiles, también amos y esclavos.
En la disputa por la economía no vale norma o evangelio, y por
ello prevalece la explotación de unos a otros, hasta configurar gobiernos con
recios ejércitos.
La historia de la humanidad es así, y si Caín doblegó a su hermano
Abel con una quijada de burro, era porque no se habían inventado las pistolas,
las metralletas, y granadas.
A medida que la sociedad evoluciona, las armas se modernizan para
mayor efectividad y alcance, y esto demuestra que el hombre no puede tener
convivencia, y los códigos, leyes, normas de comportamiento y demás, son un mínimo
atenuante de la guerra que libran las personas por el espacio, el tiempo, y los
haberes de la tierra.
En cumplimiento de todo esto aparecen las organizaciones políticas
de izquierda, derecha, centro y alternativas. Asoman los rebeldes, insurrectos
e indignados que son el gran peligro para las clases dominantes de los
distintos países.
Hace muchos años que la gente grita en las calles: "Allí
están, esos son, los que roban la nación”. "Abajo millonarios y ricos
explotadores". "El pueblo unido, jamás será vencido". Y esa gran
brecha entre potentados y marginados, hace que la contienda sea más grave cada día,
y que no haya asomo de una justicia, así broten las intenciones de pacificación,
se eleven oraciones, o se hagan obras de caridad. Quienes se hallan en el poder
siempre mantendrán las estrategias de defensa, ya sea con ráfagas bélicas o con
distractores de la mente, mediante los cuales se trazan paraísos, ilusiones, y
esperanzas. La consigna más subversiva puede ser ésta: "Abajo los de
arriba, y arriba los de abajo".
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