jueves, 20 de diciembre de 2012

La Paz requerirá de una Reforma Agraria


Por: Luís Barrera

La Reforma Agraria en Colombia es un tema estratégico para la solución de diversas problemáticas que afectan al país desde hace años, como son la violencia en el campo, el desplazamiento forzado, el desempleo, la pobreza y el narcotráfico.

Siempre este espinoso tema se ha tratado con tapujos y prevenciones desde un enfoque simple y unilateral, en el que sólo se aborda el tema de la propiedad de la tierra. Ahora con ocasión de los diálogos con las FARC, el gobierno y la sociedad civil han comenzado a realizar propuestas hacia un enfoque integral que tiene en cuenta la articulación del tema agrario al contexto social, económico y político, a través de la planificación de propuestas que integran otros aspectos como la satisfacción de necesidades básicas, el acceso al crédito, la asistencia técnica y empresarial, la asociatividad y la participación en la toma de decisiones.

La tan cacareada Reforma Agraria ha sido la forma principal de intervención en el mercado de la tierra. Aunque se supone una política estructural que busca una mejor distribución de la propiedad de la tierra, promover mayor eficiencia en los patrones de uso de los suelos y un cambio en la estructura de distribución de las tierras con potencial de uso agropecuario, la claridad conceptual y operacional no va más allá de la búsqueda de una división más equitativa del recurso.

Mientras unos tienen la consigna que la tierra debe ser para quien la trabaja, otros aseguran que la tierra vale, según quien la tenga.

En Colombia llevamos más de 50 años en un conflicto armado que muestran cifras de desplazamiento interno del campo a la ciudad iguales que las que exponen países como Angola, Sudán, Afganistán e incluso el mismo Irak.

Se estima que alrededor de 4 millones de hectáreas de tierras han sido abandonadas por personas desplazadas; esta cifra es tres veces mayor que la cantidad redistribuida por el gobierno a través de reformas agrarias desde 1961.

La ‘relatifundización’ se produjo como resultado de la conjunción de fenómenos económicos y políticos como la expansión de los grupos paramilitares y del conflicto armado, que han propiciado desplazamientos de población y apoyado procesos de concentración de la propiedad de la tierra en cabeza de narcotraficantes, ganaderos, especuladores y de los mismos dirigentes del paramilitarismo.

Por otro lado la economía del narcotráfico que produjo en primer lugar una nueva capa de compradores de tierra latifundistas, que elevó los costos del dinero y el crédito fortaleciendo las causas de especulación con la tierra y que al mismo tiempo generó una salida económica en las zonas de colonización a parte de los campesinos y jornaleros desplazados por la violencia o por causas económicas.

Y como si fuera poco la apertura económica que aumentó en 700% las importaciones de alimentos y provocó una drástica reducción del área sembrada, especialmente en cereales.

La experiencia del Cauca, por ejemplo, demuestra que distribuir la tierra sin darle a los beneficiarios los medios para hacerla productiva, no es efectivo y por lo tanto, no promueve el buen uso del recurso escaso.

A través de su historia, Colombia ha mantenido un agudo conflicto agrario con implicaciones en los ámbitos sociales, políticos, económicos y culturales del país. La cuestión agraria ha estado en el centro del histórico conflicto político armado colombiano. No hay duda, el conflicto ha estado atravesado por la disputa por la tierra y por eso un eventual proceso de paz pasa por una Reforma Agraria.

Durante las últimas décadas, el campesinado caucano en los pueblos indígenas y negros empeoró sus condiciones de vida y considerables extensiones de territorios e importantes ecosistemas han sido destruidos por la minería ilegal y por los procesos de colonización que propiciaron las políticas agrarias y el desarrollo agroindustrial.

En el territorio caucano, campesinos, aparceros, indígenas, trabajadores agrícolas, negros, tienen una larga y dura historia de contienda y confrontación con terratenientes, empresarios agrícolas y empresas transnacionales. Son muchos los hechos que recuerdan esta historia.

Es por esto que en los diversos procesos de paz la cuestión agraria ha sido un eje preponderante y lo será para las actuales conversaciones de paz entre el Gobierno nacional y el grupo insurgente. La clave de un panorama distinto para Colombia sólo es posible con profundas trasformaciones lo que hace prever que la paz requerirá de una verdadera Reforma Agraria.

Cuando se habla de guerra y conflicto en Colombia, o en el Cauca, se hace referencia a un cúmulo de problemas cuyas raíces son complejas y muy antiguas: la lucha por la tierra, desplazamiento, la violencia del dinero hecha sangre, la presencia constante de armas y la dificultad que el tamaño del conflicto pueda solucionarse desde un poder central, que impulsa la apertura de todo el territorio a manos de multinacionales.

Los problemas actuales del Cauca son diversos y muy complejos. Paradójicamente, muchas veces esos problemas se originan en de una de sus principales riquezas, su diversidad.

Su gran diversidad, además de darle una gran riqueza al departamento, también le ha generado conflictos, en especial en lo concerniente a la tierra. El Cauca aparece como el segundo departamento en Colombia con la distribución de tierras más desigual. De los cerca de 1,2 millones de habitantes del Cauca, 21% son indígenas y 22% son afrodescendientes, los cuales son propietarios del 30% de las tierras del departamento.

No se puede negar que la creación política del campesinado colombiano se ha dado a través de una valiente lucha contra la explotación latifundista y el monopolio de la tierra. Los campesinos establecieron en diversas ocasiones formas colectivas de trabajo agrario, herencia de los pueblos indígenas, y en múltiples momentos defendieron la tierra incluso a través de rebeliones armadas.

Pero los inconvenientes que surgen alrededor de la tierra parten desde la misma concepción de su función. Mientras para los mestizos y blancos la tierra constituye un recurso explotable, para las minorías étnicas del departamento cumple una función central dentro de su cultura, medio de sustento y espacio para ejercer su autoridad, es decir, un territorio. Se puede decir entonces, que la situación actual de los recursos del Cauca está caracterizada por cuatro factores: concentración de la propiedad, concepción del uso según identidad étnica, conflicto debido al modo de explotación y la presión debido a la pobreza que ya raya con la indigencia.

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