Por: Leopoldo de Quevedo y Monroy
Especial para Buque de Papel
Cali, lunes 06 de agosto de 2012, 00:53
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Por favor, no se asusten ni se rían. No es un chiste
"bueno" de esos de Alerta en Sábados felices. Fue un anuncio que hizo
el Presidente Santos en Tenerife, Magdalena. El principal río que cruza del
extremo izquierdo hasta Bocas de Ceniza en Cartagena será concedido para que lo
administre un consorcio o un contratista. No se sabe si colombiano o
extranjero.
El Río Magdalena, el que nace virgen en el Nudo de Almaguer o
Páramo de las papas. El que trazamos desde niños con color azul, como culebra
que se arrastra rauda a lo largo del territorio colombiano. El que baña
cañadas, refresca valles, canta en medio de las montañas y que surte de pesca a
Honda, a Puerto Salgar, que ha visto nadar en sus aguas a las reinas en Girardot
y que se parte en cinco brazos en el delta de su desembocadura. Ese es el quid,
el objeto sagrado de este anuncio.
Lo hemos visto correr espumoso y caliente bajo el puente en Flandes,
en Barrancabermeja, en La Dorada cuando se junta con el Guarinoncito. Y lo
vimos como caballo rucio y apacible sostener barcos cargados de pasajeros y
frutos de la tierra en su grupa en las fotos en la época de Santos viejo y de
Olaya Herrera. Lo mismo que el Cauca en Juanchito.
Hoy el río ya no tiene estos atractivos. Los gobiernos sucesivos
se han olvidado de que antes que hubiera carreteras y red férrea, el Magdalena era
el medio de transporte fluvial más grande y natural que nos dio la Naturaleza a
los colombianos. Creyeron, inocentes, que el río se sostendría solo y que
espantaría las moscas, las plagas de vertimientos, los desechos industriales
que han hecho perder la profundidad de su lecho.
Han permitido que concesiones extranjeras hayan desviado su curso,
que la pureza de sus aguas se haya contaminado por la explotación minera con
mercurio, petróleo, carbón y otros minerales. Su cauce y sus riberas han
perdido la vegetación que las protege y que conservan su humedad.
Sin duda, las concesiones mineras le han reportado a la Nación
deterioro patrimonial como lo está descubriendo la actual y valiente Contralora
general. Lo que parecería una excelente fuente de riqueza por el pago de
regalías es una ilusión, como ella lo está demostrando en el caso de Cerro
Matoso, concesión que está a punto de vencerse desde 1963. Y así de otras
concesiones como El Quimbo, Cajamarca, el túnel de La Línea, el Páramo de
Santurbán... y otros sitios que poco a poco la prensa va destapando. No es la
guerrilla solamente la que comete esos crímenes contra el territorio, como lo
oculta el locuaz Ministro Cárdenas Santamaría.
¿Nuestro río tutelar, nuestro querido río Magdalena, volverá a ser
la fuente de riqueza que era anteriormente? Volverán a ser como los ríos del
primer mundo en Francia, en Austria, en Alemania que son navegables, limpios y
son orgullo de esos países y disfrute para los ojos asombrados de los turistas?
¿Podremos creer en este anuncio y "tanta belleza"?
¿Esa dichosa Concesión dragará su seno y su cieno, será a lo largo
de todo el río, o apenas será que van a construir un maleconcito en Tenerife?
¿En eso quedará este anuncio tan peregrino? ¿Habrá autoridades ambientales que
lo cuiden permanentemente o los particulares y los finqueros podrán seguir
contaminándolo?
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