V ENCUENTRO NACIONAL DE
ESCRITORES LUIS VIDALES
Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Locombiano
…Mujer obrera, hecha de
carne y llanto;
hecha de hambre, luz y
manos,
y de sudor, rocío del
hierro.
Luis
Vidales
En
la quinta edición del Encuentro de Escritores de Calarcá, 2012, sonarán timbres
provocadores, se abrirán las puertas a los versos, al amor y al erotismo y
llegarán en bus hasta Caicedonia. Es el reino de Río Azul de Luis Nelson
Vidales y a él entrarán mujeres y hombres de letras a recorrer los senderos que
dejó marcados con humor y paso chaplinesco el ilustre pensador.
Las
ideas-tema del Encuentro serán un examen a las realidades que hoy encierran la
literatura, el amor y el erotismo. ¿Quién se ocupa de poner la lupa en estas
excentricidades? Solo unos poetas desocupados y unas mujeres con calzones muy
bien puestos. Aquí la guerra tiene muy ocupados a la gran intelectualidad y a
las botas que un día encerraron a Luis Vidales a los casi 80 años.
Desde
el 15 de este mes hasta el 18, dentro del Ciclo Literario Piedad Bonnet, Pilar
Quintana, Cristina Valcke, Florence Thomas, Margarita Posada, Orietta Lozano y
Carolina Urbano junto a Luis Fernando Afanador, Mario Jursich, Tomás González,
Carlos Orlando Pardo, Héctor Sánchez, Ángel Castaño, Darío Jaramillo, Juan
Manuel Roca, Omar Ortiz, Federico Díaz-Granados, Flóbert Zapata, Alonso Sánchez
Baute, Carlos Alberto Castrillón, Jaime Lopera, Alister Ramírez, Rigoberto Gil,
Juan Aurelio García y Julián Malatesta darán qué hablar de artilugios muy
humanos distintos a la economía, la globalización o las escaramuzas en el
monte.
¿Es
la literatura, bodrio, pesadilla, oro mercantil de Midas o país de maravillas? ¿Es
más fácil subirse a la palestra con una columna en el periódico que dedicarse a
armar una novela o a encantar con una historia?
Del
amor, como yelo abrasador, hablaron
Quevedo, Goethe, vestido de Mefisto, García Márquez, en tiempos de cólera o en
convento de monjas. ¿Quién no podrá hoy decir que la manzana prohibida es más
viva hoy que el fuego del niño en un bosque seco?
¿De
Eros solo pudieron hablar los griegos con Eurídice y Orfeo, Ovidio con Cupido o
Freud y Jung sobre un sillón mullido? No habrá hoy quien fabule del cuerpo y
sus deleites, como Vargas Llosa en Elogio
de la madrastra o Los Cuadernos de
don Rigoberto, o como Yasunari Kawabata en La casa de las bellas durmientes sin que baje a la pornografía y a
la ramplonería?
Esperemos
que lleguen estos juglares con sus liras y saetas - por en medio de buldóceres
rompeminas y buscadores de otros tesoros - y empiece la fiesta de la palabra y
las imágenes en la villa de Vidales, sin el estruendo de la pólvora ni el rugir
de las mutuas alabanzas.
Con
seguridad allí nacerán monstruos inocuos, ogros bienhechores, duendes nuevos,
prados amarillos y se producirán pócimas que curen la herida de tanta mentira
diaria y tantos anuncios huecos.
En
Londres los atletas harán saltar sus músculos sobre el césped o en el ring y
recibirán medallas y oirán su himno. En Calarcá los escritores y poetas harán florecer
ilusiones, ganas de vivir y las palmas resonarán como trompetas de triunfo y
serán señal de paz y de descanso sobre la barbarie.
06-08-12 10:00
a.m.
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