Por: MAURICIO POMBO
06 de Agosto del 2012
Para
este gobierno y todos los anteriores no existe el departamento del Cauca (a la
pobre Shakira la iban acabando porque le quitó una 's' al himno; entre tanto,
el Presidente borró al departamento). Infortunado lapsus.
Hace un par de meses a la canciller alemana, Ángela Merkel, le
llovieron críticas y ante todo burlas de sus compatriotas porque no supo ubicar
en un mapa a Hamburgo (su ciudad natal). Digamos que por haber vivido buena
parte de su vida en la antigua República Democrática de Alemania le quedaron
lagunas geográficas con respecto a la capitalista República Federal.
Hace unos días, más exactamente el primero de agosto, en su gira
populista por el país -en Pasto, Nariño-, Juan Manuel Santos, nuestro
presidente, soltó la siguiente joya: "... un saludo aquí, desde Pasto, a
nombre no solamente de los pastusos, de los nariñenses, sino de los 46 millones
de colombianos a nuestra medallista Yuri Alvear... (aplausos)... Ella viene de
un departamento que colinda con Nariño, vallecaucana, es la tercera medalla que
ganamos en estos olímpicos...".
Ajá, Nariño colinda con el Valle del Cauca. Conclusión:
definitivamente, para este gobierno y todos los anteriores no existe el
departamento del Cauca (a la pobre Shakira la iban acabando porque le quitó una
's' al himno; entre tanto, el Presidente borró un departamento). Infortunado lapsus,
si se piensa que el motivo de la gira era rehacer su imagen, que tan
deteriorada quedó ante los sucesos ocurridos en la invisible región mencionada.
Ni hablar de la espeluznante reforma de la justicia, cuya responsabilidad
rehuyó.
Dos años en el poder con resultados escasos. El
socialhablamierdismo, la zalamería y la coquetería con todos y todo están
acabando con la credibilidad del Gobierno. Es una lástima, pues si bien yo no
voté por Santos -y no lo podía hacer teniendo en cuenta el funesto apoyo que lo
acompañaba-, llegué a apreciar el distanciamiento que tomó del patrón del
uribato. Es más, llegué a afirmar que podría ser un presidente histórico,
teniendo en cuenta que lo único que le faltaba en la vida era hacer historia.
Todo lo demás ya lo había tenido: poder, plata y reconocimiento. Pero no,
Santos se enredó solito y en la politiquería se dejó enredar.
Debo aclarar también que no comparto la percepción apocalíptica y
hecatómbica de Uribe y sus secuaces en términos de que le están entregando el
país a la guerrilla. A esta se le han asestado golpes durísimos. No, el
problema, en mi concepto, reside en que se están dejando de hacer muchas cosas
importantísimas (infraestructura, salud, educación e innovación al garete) en
aras de quedar bien con todo el mundo. Cuanto más se hable, cuanto menos se
ejecuta y más posibilidades hay de cometer lapsus.
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