viernes, 10 de agosto de 2012

Avanza vertiginosamente la destrucción ambiental en Agua Azul, Villa Rica, Cauca


Por Nori Sulay Gómez Vargas


Los habitantes de la vereda Agua Azul decidieron hacer una  manifestación pacífica ante el inminente riesgo que corren día tras día a causa de la explotación de sus suelos para sustraer la arcilla.


Hace muchos años vienen protestando y denunciando el perjuicio que causa toda la infraestructura requerida para la explotación de los suelos de esta vereda que pertenece a Caloto y en mayor extensión a Villa Rica. Sus pobladores se quejan por la falta de agua en los aljibes, las inmensas lagunas que crean y que son llenadas con aguas lluvias, la proliferación de los mosquitos y las múltiples enfermedades que empiezan a presentar cada uno de los pobladores sobre todo los niños, además de argumentar el deterioro y la inminente desaparición de la finca tradicional, que hoy no es por el mono-cultivo de la caña de azúcar sino por la falta de suelo.


Cada vez que comienza un nuevo proyecto de extracción de arcilla se escoge un diferente terreno; se abandona el anterior, que se llena paulatinamente y a su paso va arrasando con las propiedades vecinas acrecentando cada vez más las lagunas artificiales que posee esta vereda, lagunas en las cuales se han registrado personas ahogadas y que no están lejos de donde transitan y viven estos habitantes que ven con tristeza cómo está desapareciendo la tierra fértil que sirvió de abastecimiento en productos agrícolas la cabecera municipal y un recurso natural como la arcilla con la cual sus antepasados fabricaban vasijas, materas y ladrillos en sus galpones artesanales que ahora recibirían el nombre de microempresas, estas de carácter familiar y no tan destructivo como las empresas que en esta zona utilizan maquinaria pesada para hacerse al recurso natural en poco tiempo y así abastecer de materia prima las ladrilleras San Benito, La Sultana y otras de igual dimensión asentadas en la región.


La empresa encargada informó que están laborando con el amparo de la ley pues afirman que tienen permiso del Ministerio de Minas y la CRC, a los cuales deben entregar un informe de impacto ambiental y pruebas en las que se evidencie que no se sobrepasa del límite o polígono permitido que oscila entre 30 hectáreas de tierra aproximadamente.


Mientras tanto sigue la incertidumbre en Agua Azul por la desaparición del suelo lo que pone a pensar a los campesinos donde irán a parar.

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