martes, 7 de agosto de 2012

POPULARIDAD A LA BAJA: SIGNO DE DECEPCIÓN



Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Locombiano

Dial de las encuestas han descansado en 43 sobre 100. O sea, apenas 2.9 sobre 5. Un balance muy pobre en dos años para un Jefe de Estado que ha tenido las mayorías en el Congreso y que empezó con un 85 por ciento, un alto bulto de reservas de confianza en su gestión.

El gobierno Santos se puede denominar por el pueblo hoy en día, un salterio de anuncios. Mucha sonrisa cuando habla, mucha suavidad, en la palabra, mucho viaje a la escena de los acontecimientos, pero ya su presencia se anticipa como la de un ave de mal agüero. Dirá que todo se va a mejorar, que se van a hacer todos los arreglos, que se va a destinar un billón o unos cuantos millones de pesos. Pero pasan los días, los meses y dos años y… de aquello, nada.

Está repitiéndose el cuento del pastorcito. Ya el pueblo se lo sabe de memoria. Tiene un gabinete Santos que no le camina, o que lo imita a la perfección. Los de Defensa y Minas se parecen en el lenguaje: a toda hora culpan a la guerrilla de los males que aquejan a la Nación. El de Transporte sabe manejar bien los hilos de su astucia y parece que las obras en las carreteras lo ayudaran. Está gozando de lo que le dejó el anterior. La educación no mejora y todo se ha quedado en promesas. Hace falta otra Agencia que impulse.

Planeación, Hacienda, la Dian, Colpensiones, Banco de la República, Comercio, parece que fuera un engranaje familiar. Cuando hablan dan la sensación de que todo está muy bien. Aquí no pasa nada y a Colombia no le afectará el desplome de la Eurozona. El TLC va muy bien. A la inversión extranjera va en la dirección correcta y hay grandes expectativas en las nuevas tierras que se van a entregar en reparación a víctimas.

El Mintrabajo parece un monosabio. Mudo en su barrera ve cómo las cooperativas de trabajo siguen haciendo de las suyas con las tercerías. Como que no le importa mucho que la ONU y los sindicatos de EE. UU. digan que los compromisos previos a la ratificación del TLC han seguido con el freno en primera. La Ministra de Justicia y la de Salud empezaron hablando duro pero poco a poco han ido desfalleciendo. La Cancillería tiene a su favor que tiene en la nuca a su vecino, pero la persigue el fantasma de Nicaragua. Minagricultura ha sostenido la caña y se afana por animar la entrega de unas tierras que como golondrinas no volverán. Y Minminas seguirá diciendo que la inversión extranjera es la salvación del PIB, pero lo cierto es que la erosión, la sequía, la contaminación de aguas, la deforestación para él no cuentan. Son mejores las regalías que produce Cerro Matoso.

El “Ejecutivo” no camina y eso es un mal síntoma de todo lo demás. ¿Acaso funcionaron las locomotoras? La nueva burocracia de las agencias no ha puesto a marchar los ministerios, que fue la idea. Ni Ministerios ni Agencias y mucho despilfarro. ¿Lo peor? Que Santos ofreció no proponer en su mandato una reforma Tributaria. ¿Pero, acaso sí funciona el Congreso? ¿Acaso no se están desbarajustando las Cortes? La Política, las cuentas de las cuotas burocráticas. En toda parte es lo mismo. También estas dos últimas locomotoras no marchan. El viajante que espera en la estación no verá en estos cuatros años que llegue un solo vagón del tren.

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