viernes, 11 de enero de 2013

Los puentes de la infamia


Por: Mario Fernando Prado
Sirirí


La vía Panamericana es una de las carreteras más importantes del país. No sólo une entre sí el occidente colombiano, sino que además nos conecta con el Ecuador, uno de los destinos exportadores más significativos de nuestra nación.

Sin embargo, esa importancia al parecer no la ven ni el gobierno nacional, ni el Ministerio de Transporte, ni el gobierno del Cauca, ni los ilustres parlamentarios de ese departamento, ni las fuerzas vivas de esa región, ni nadie que pueda hacer algo en torno a lo que está sucediendo allí.

El 19 de junio del año pasado, la guerrilla con la que hoy estamos sentados a manteles impactó el puente sobre el río Ovejas. De esa acción criminal han pasado ya siete meses. Y por si fuera poco, 40 días después, el 10 de agosto, la misma guerrilla dinamitó el puente sobre el río Piendamó. De este acto terrorista completamos ayer cinco meses.

La vía está interrumpida y hay que utilizar sendos atajos que destruyen los vehículos que por allí “trochean” y que hacen que se formen descomunales trancones sin que haya autoridad que al menos ponga orden en semejante despelote.

Esta situación fue denunciada por Sirirí hace algunos meses y nada se ha hecho. Los puentes siguen averiados, el tráfico continúa interrumpido, las trochas están cada vez peores y la congestión vehicular es todo un viacrucis in crescendo.

Nadie se ha apersonado del asunto. Lo que impera es el Tongo le dio a Borondongo: la pelota se la pasan del Invías al concesionario del peaje y de éste al Mintransporte, y así, Borondongo le dio e Bernabé. Esta vergüenza no tiene doliente, pero todos, eso sí, listos para la foto.

Dicen los que saben que el daño a los puentes de la infamia no fue de mayor cuantía y que, como las estructuras no sufrieron, el arreglo no tiene un costo tan elevado como para que nadie quiera asumir su reparación.

No obstante, el problema persiste. Las autoridades caucanas, sus parlamentarios, las fuerzas vivas —será que se murieron— deben dejar tanto pipián y tanta carantanta y presionar al gobierno central, el mismo que prometió no sé cuántos miles de millones al departamento en ceremonia radiotelevisada, para que se arreglen esos puentes y se restituya el normal paso vehicular.

Si son unas vergüenzas estas voladuras, lo son más la incapacidad y la ineptitud de quienes, al parecer, les quedó grande el problema. ¿O será que este arreglito lo tienen reservado para la Semana Santa... del año entrante?

(Columna publicada ayer en el diario on-line Elespectador.com)

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