martes, 8 de enero de 2013

EL BRUJO


Marco Antonio Valencia Calle

Acabo de leer El Mago, de Fernando Morais. “La extraordinaria historia de Paulo Coelho y de cómo llegó a ser uno de los escritores más leídos del mundo”.

Inicio contando que gracias a mis suegros que tienen la biblioteca completa de Coelho, cada fin de año que los visito en Neiva, paso las horas de calor en una mecedora bajo un almendro leyendo uno de sus libros para engañar las altas temperaturas del medio día.

En mi concepto Coelho no es un mago, como él mismo se autocalifica, sino un brujo. Y miren, les cuento a ver si me dan la razón: Morais relata que el autor de El Alquimista, el libro más vendido en los últimos veinte años, en su juventud fue un cafre de primera. Metido en el mundo de la farándula se convirtió en drogadicto que consumió cocaína, marihuana y todo tipo de drogas, e incluso que obligó a sus novias a consumir. Que tuvo relaciones homosexuales, fue preso y torturado por sospechas subversivas, e internado por sus padres en hospitales siquiátricos por depresiones y locuras pasajeras. Que practicó el satanismo hasta firmar un pacto con el diablo para alcanzar la fama y consiguió dinero con canciones en homenaje al diablo, que fue profesor de teatro y sometió a los niños a sesiones de satanismo, que cayó en el vicio de las máquinas tragamonedas. Cuenta además que robó artículos, y los envió a la prensa firmados por él, que mandó a escribir un libro y sin decirle nada al autor real lo publicó como suyo. Que sometía a sus novias a experimentos sexuales de todo tipo incluyendo las orgías y la bigamia. Que nunca respetó los pactos comerciales, matrimoniales o de amistad; que siempre fue una vergüenza para sus padres, y con los años, una vergüenza para la literatura de su país. Que compró su silla en la Academia de la Lengua de Brasil. Que tiene una fundación para evadir impuestos. Que volvió al cristianismo arrepentido, que todo lo hace por interés.

Sobre sus libros, dice que la crítica y la prensa mundial han sido implacables al descalificar sus dotes de escritor, y por ello Coelho ha pagado los comentarios de sus obras además de usar todas las técnicas de ventas conocidas en el mundo para cualquier producto comercial.

Pareciera que la biografía fuera escrita por su peor enemigo, pero no, está autorizada. Digno hijo de Maquiavelo, para Coelho el fin justificó los medios. Y si su literatura genera sospechas entre académicos e intelectuales, su vida personal no es para nada decente ni mucho menos un ejemplo para nadie.
Pero como dicen, una cosa es la vida del autor y otra su obra.

Marco Antonio Valencia Calle
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