viernes, 11 de enero de 2013

LA CEGUERA DE LAS ADMINISTRACIONES MUNICIPALES


PARA: PROCLAMA DEL CAUCA
Phanor Terán, desde Tunía patrimonio cultural del Municipio de Piendamó

De los asuntos que pasan con el territorio, con la municipalidad, con el suelo, el subsuelo, como quien dice de tierra, mar y aire, el último en enterarse es el Municipio mismo, valga decir, la administración municipal.

Como suele suceder, las más de las veces, sino todas las veces que el último en enterarse de que la hija está embarazada es el padre, como suele suceder las más de las veces, que el último en enterarse de las andanzas extraconyugales de la mujer es el marido o el último en enterarse de las trabas del hijo.

Tal pareciera que los funcionarios una vez llegan al puesto, por la forma que lleguen, se volvieran sordos, ciegos y mudos ante los clamores de los ciudadanos ya porque se les crece el enano de la sobradez, de la soberbia, porque se creen que son las vacas que más cagan. No puedo decir que eso no pasa.

Pero, la razón fundamental de esta sordera, ceguera y mudez frente a las verdades de a puño, frente a las soluciones simples que se necesitan para emprender las cosas elementales y fundamentales de la vida ciudadanía es que la administración municipal, toda, desde el Concejo Municipal hasta el último de los funcionarios de la Alcaldía y de los institutos adscritos son, no cabeza de león de la vida social y comunitaria sino cola de ratón de las decisiones de lo que llaman la Nación: es decir, de la junta y consejos de ministros que no son otra cosa que los ejecutivos de las grandes multinacionales bancarias, de los monopolios internacionales, de las conveniencias para sus intereses. Yupis, que llaman.

De esa manera, el tiempo de los funcionarios, que pagamos con nuestros impuestos, transcurre en tramitar las decenas cuando no centenares de informes para la fronda central. De esa manera, las decisiones que se toman, los intereses que se mueven en esas altas esferas, ni consultan, ni privilegian las necesidades locales. Sobre el problema de la tierra, en Piendamó, el Incoder, hace y deshace.

Sobre el subsuelo, el Ministerio de Minas, y quienes se mueven al interior del mismo, toman la última palabra: Desde hace unos días, el rumor creciente de que se ha vendido parte del río Piendamó, suena más que sonajero navideño. Desde hace rato la riqueza de bauxita no es posible para la obtención del aluminio sin un aprovisionamiento sustancial y voluminoso de agua para procesarla y tal parece que lo del Piendamó anda por esos entretelones.

El Concejo Municipal es inerme para defender la cota que nos permita salvaguardar el agua para las próximas generaciones y los rumores también son crecientes de que el subsuelo de La Aguada, Loma Quintana ya está feriado.

El famoso Plan de Aguas, se decide según los requerimientos de los intereses que manipula el ilustre exsenador de la república, Juan Carlos Martínez. Y hasta lo más elemental, el pequeño parque, deseo y anhelo, es hoy por hoy, lo que vemos todos los días: un costalero inmundo frente a lo cual el Municipio (alcalde, planeación y clamor ciudadano) nada pueden hacer frente a las decisiones de la policía NACIONAL. Y en fin.

Sobre la vía Panamericana nada que ver, sobre el cuidado del medio ambiente ni para qué mencionarlo, y hasta los asuntos de la república independiente de La María, escapan al control municipal.

Así que la Administración Municipal que elegimos es para que maneje los asuntos de otros, no para que maneje nuestros propios asuntos.

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