Phánor Terán, desde Tunía, patrimonio cultural del municipio de Piendamó
Marzo 6 de 2.013
La Junta Comunal, en gesto de solidaridad con el movimiento insurreccional de los cafeteros, promovió entre los habitantes acciones tendientes a recolectar víveres y enseres para la manutención de los manifestantes.
No solo la Junta comunal. También los vecinos del centro poblado, y de las áreas circunvecinas prestaron y prestan diverso tipo de colaboración para sortear las diversas necesidades apremiantes de los centenares de personas que se han movilizado en pro de sus reivindicaciones.
El gesto social y solidario sin embargo no ha contado con una reciprocidad de parte del movimiento, no solo de los líderes del mismo sino del grueso de los participantes que no han mostrado otra cosa que no sea el afán puramente económico de sus reivindicaciones.
El bloqueo de las carreteras se ha realizado, en general, aniquilando gran parte de la arborización que las vecindades han ido realizando individual, familiar y colectivamente. El tránsito de la población ha sido bloqueado como si los vecinos fuesen parte de las fuerzas enemigas, requisados inmericordemente, inhumanamente tratados los mayores. Desinformación y menosprecio con la población. Carencia de intercambio de opiniones. En fin, ausencia de una visión política.
Quizás más sincera esta actitud que las de otros movimientos que aparentan interesarse por el conjunto de la sociedad y que bien, una vez logradas sus reivindicaciones económicas, apagan sus encendidas arengas en pro de los pobres del mundo.
Por más que parecen justificados las acciones y tácticas de presión lo cierto, venido a ver, es que, preso de sus ideas de confrontación, estrictamente militaristas no ha habido en la dirigencia ni en la base de este movimiento, ningún interés específico por construir un movimiento social, de sumar, cimentar y consolidar uniones, progreso de conciencia cívica, de organización solidaria, de educación comunitaria a fin de poder superar las endemias que nos acogotan desde la tierra hasta el cielo.
Así que, del interés primario por el movimiento, del afán solidario de las poblaciones aprisionadas por ley y fuerza, se ha pasado, a una cierta indiferencia. Pudiendo aprovechar la “noturna” para que los más entendamos el abc de la política, de la situación social, nos hemos quedado nuevamente en el ostracismo, en la oscuridad que merodea el infinito universo de nuestra condición humana.
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