CREPITACIONES 2013
POR LIC. JAVIER ENRIQUE DORADO MEDINA
Correo electrónico: jaendor70@hotmail.com
Twitter: @javiergolden_
Quien esto escribe, no puede ni debe quedarse de brazos cruzados, ante la respuesta oficial, digámoslo mejor, la “arremetida gubernamental”, contemplada en los diferentes medios televisivos desde el pasado lunes 25 de febrero del presente año, en contra de los campesinos cultivadores de café, tanto en las regiones de otros departamentos donde se cultiva ese producto, antes insignia de nuestra economía nacional, como en nuestro departamento del Cauca, donde se ha sentido con más fuerza esa arremetida y las consecuencias del paro cafetero han colapsado por así decirlo, la normal cotidianidad caucana, existiendo en la actualidad una emergencia social, que ha paralizado a la capital, Popayán, como al resto del departamento.
Esa respuesta oficial en contra de los campesinos cafeteros no tiene precedentes en la larga y justa lucha social de los trabajadores colombianos a lo largo de la historia, cuando se trata de conseguir un nivel de vida digno que esté en consonancia con las convenciones internacionales de los Derechos Humanos, que en la presente oportunidad del paro cafetero han sido violados con acritud y saña por el gobierno nacional de turno, quien desde el comienzo del paro no le puso “ni cinco de bolas” como dice la gente en su lenguaje popular, a pesar que desde agosto del año pasado, en la Plaza de Bolívar de Manizales, por intermedio de la organización gremial de los huelguistas llamada Dignidad Cafetera, con cerca de 30.0000 manifestantes, mostró su inconformidad por la deprimente situación económica del sector, presentando datos como por ejemplo, que la arroba de café se vende hoy en un promedio de $53.000, cuando producirla cuesta $70.000 (incluyendo en este valor abono, transporte, insumo, mano de obra, etc.), y que desde 1989 cuando se terminó el Acuerdo Mundial del Café, el sector cafetero entró en declive, pasando del 2º puesto en la producción mundial al 5º actual, siendo Colombia y los cafeteros las primeras víctimas del libre comercio.
Después de la protesta en Manizales, se realizó otra en Bogotá, en noviembre del 2012, pero ni así el gobierno de Santos, se preocupó del tema, y solamente un día antes del comienzo del actual paro cafetero, intentó hacer algo, pero ya el plazo dado por los campesinos cafeteros y su paciencia, se habían agotado, y por eso, estamos como estamos, ante un Presidente ineficaz, que ha tenido un bajonazo con motivo y con razón en su desempeño y unos ministros encargados del asunto, a quienes no les importa un comino el sufrimiento de las casi 600.000 familias campesinas que sufren los rigores del olvido y la indolencia oficiales, en detrimento de su dignidad como seres humanos y como colombianos de bien.
Con razón decía Eduardo Santos: “Una vida sin dignidad no vale la pena vivirla” y por eso, estoy del lado de los campesinos cafeteros, quienes luchan por conseguirla con sudor y lágrimas.
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