domingo, 26 de agosto de 2012

Santos y la paz


CARLOS E. CAÑAR SARRIA

Difícil que un gobierno de corte liberal como el de Juan Manuel Santos no pensase desde un comienzo en la necesidad de encontrar caminos hacia la consecución de una paz estable y duradera. No sólo Santos, muchos gobiernos ya sean liberales, conservadores o de otras corrientes, han estado interesados en la búsqueda de una salida negociada al conflicto armado en nuestro país.

La paz  es un derecho y un deber constitucional, la iniciativa la debe dar el Gobierno y la debemos respaldar todos los colombianos. Mirar con optimismo esa posibilidad no tiene nada de malo ni se puede criminalizar. Es una necesidad histórica frenar el derramamiento de sangre y los altos costos económicos de la guerra, recursos que podrían ser útiles en inversión social en un país donde los índices de desarrollo humano son realmente vergonzosos.

Se escucha que discretamente el Gobierno viene adelantando en Cuba conversaciones con las Farc, lo que ha dado lugar a pronunciamientos del expresidente Uribe en contra de estos diálogos. El expresidente Uribe debe entender que no se le puede negar a su sucesor y al resto de colombianos su derecho legítimo a encontrar mecanismos de entendimiento entre los actores de una guerra que ya llega a los cincuenta años. “La paz es la victoria” ha señalado de manera categórica el presidente Santos como respuesta a los ataques verbales de Uribe. El día de su posesión, Santos se refirió a la “llave de la paz”, aludiendo al hecho de mantener las puertas abiertas para la pacificación del país, a la vez que ha venido advirtiendo que la paz no se haría a cualquier precio.

Así como con la guerra perdemos todos, con la paz ganamos todos. El presidente Santos está en su derecho de buscar caminos de entendimiento con los grupos subversivos; que puedan en un futuro traducirse en acuerdos que signifiquen construir tejido social que valide la posibilidad de respirar un ambiente de seguridad y prosperidad.

Que se han dado fallidos procesos de paz y que por ello hay desconfianza es cierto; pero ello en nada justifica renunciar definitivamente a seguir insistiendo en la necesidad y en la posibilidad de la convivencia civilizada. Han existido procesos de paz difíciles, complicados, con enemigos y detractores pero al final con resultados exitosos. Ejemplo de ello es “La Iniciativa para la Paz” del presidente liberal, Virgilio Barco Vargas. El presidente Virgilio Barco logró la desmovilización del M-19, el EPL, el Quintín Lame y el PRT. No todos los grupos alzados en armas se desmovilizaron, pero lo que logró Barco fue algo significativo para la paz del país. No fue fácil lo alcanzado en el proceso como lo demostramos en tesis que nos permitió el título de Magister, en Unicauca hace tres lustros. Si Santos en verdad está buscando la paz y hay adelantadas conversaciones, ya es tiempo de dar a conocer su Iniciativa. No puede mantenerse en secreto algo que nos compete a todos los colombianos.

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