Por Athemay Sterling Acosta,
Atenas Grecia, verano de 1999
1
Salió
corriendo con sus semillas y flores hechas polen
En el mismo
momento cuando la mirla le cantó al oído
Que la parca
aprovechaba para cortar el hilo de su amén
Mientras la
otra hilaba junto a la que devanaba como nido
2
Pues siempre
son trinidad longeva en todo el Mar Egeo
Nunca han
podido subir a la Acrópolis pues les gana el saber
De mirlas
marinas que por Rodas pasan cuando vienen de torcer
Hilo que
también desde el Pireo a Plakas es siempre ateo
3
Por eso
Heráclito al eterno renacer tenía como su demiurgo
A estas
mirlas mas no palomas que sobre el mar siempre caían
Mientras
Mirlas con patas y alas del Egeo trasladaban el musgo
Donde a las
tres caducas Parcas le decían que ellas nada traían
4
Demócrito ahí
con Leucipo ya le habían cambiado todas las olas
Las tres
ancianitas ellas mismas se ahogaban en oleaje todo ajeno
De las
mismas aguas del Egeo que ya otras eran en nuevas mareas
Así siempre
Naturaleza pensamiento y sociedad eran otro terreno.
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