lunes, 3 de diciembre de 2012

EN UN LUGAR DE LA MANCHA


Jorge Muñoz Fernández

“¿Hola Sancho, has oído hablar de Santos?”. Entenderás que no me refiero a los íconos de la religión cristiana, que celebra en este mes el más universal de los cumpleaños”.


“Me refiero a Santos, el Presidente de los colombianos. Leí que no descarta, como recurso final, involucrar a su país en una guerra internacional con Nicaragua.

“Como soy hombre de paz, bien sería Sancho hacerle saber que es mejor que se dedique a “desfacer agravios, enderezar entuertos”, amparar los huérfanos y las viudas del conflicto armado interno y no a encender una conflagración internacional, que sería más desastrosa que la ¡Profecía de los Mayas!”.

“Claro está, Sancho, que los “nicas” se darían por bien informados cuando Santos comience por renunciar a la jurisdicción de la Corte Penal Internacional, que entre otras cosas funciona en La Haya, y denunciar los Cuatros Convenios de Ginebra y los protocolos adicionales, para “deshumanizar la guerra”. “La paz es el mejor bien que los hombres pueden desear en esta vida”, Sancho”.

“Advertir con desenvainar la espada cuando los países se alinderan militar y políticamente en las guerras internacionales no es aconsejable Sancho. Una guerra con Nicaragua no será como la retoma del Cerro de Berlín en Toribio. Arderían el Caribe, La Habana, Caracas y Bogotá. Adiós proceso de paz con Timochenco. Es mejor que Santos se quite la armadura”.

“Larga y peligrosa la iniciativa santista, con el fantasma de Manuel Marulanda Vélez, “Tiro Fijo”, es suficiente Sancho”.

“Santos puede estar bordeando, en su lucha electoral contra los Molinos de Viento de Uribe, los límites de la razón y la locura, es mejor que se dedique a “deshacer agravios, mejorar abusos y satisfacer deudas” con San Andrés, pero no a cocinar una guerra, Sancho”.

"¡Aleikum Salam! Sancho". "¡Salam Aleikum! Don Quijote".

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