Reinel
Gutiérrez
Por años y años, el departamento del Cuca ha esperado tener
carretera al mar, pero hay motivos inexplicables para que ello no sea posible.
Una región que ha contado con un gran número de presidentes, no
debería presentar una ineptitud tan grande como ésta, la de no haber logrado la
vía que conduzca al Pacífico, que tiene que generar mucho progreso.
Los jefes de Estado oriundos de Popayán con su amplio bagaje de
inteligencia, su imagen ilustre, y otras cosas, no pudieron ejercer su mandato
y se dejaron manipular de otras regiones colombianas que impiden ese proyecto.
A pesar de ser eminentes no pudieron controlar la timidez, que en muchos casos
los caracterizó.
Nuestros vecinos de la sucursal del cielo, que son Valle y no
loma, han sido entre otros, los que han colocado trabas para no mermarle
potencial al puerto de Buenaventura.
Entonces ¿para qué el poder? Es que estos mandatarios, ni desde el
cielo pueden hacer algo, porque debieron hacer un milagro para nuestro
Departamento pero tampoco.
Ahora, ¿cuál es el verdadero compromiso que los parlamentarios
caucanos han tenido con la región? Parece que ninguno porque por tradición la
forma de hacer política es para beneficio personal, y existe la costumbre también
de que ellos vivan en Bogotá y solo vuelven a campaña electoral y a cargar en
Semana Santa.
Congresistas de regiones como la Costa, Antioquia, Santanderes,
han formado bloques para pelear por sus intereses, pero los caucanos no, porque
viven para ellos, y lo peor, la comunidad cree que eso está bien. Pero la gente
está inquieta y piensa que ya no se debe seguir reeligiendo a ineptos e
insolidarios, por ello hasta el folclor se presta para hacer llamados. En estos
días en el puente El Humilladero un grupo artístico cantaba en coro:
"Vamos a Guapi, López y Timbiquí, pero en la chiva del negro
Carabalí".
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